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El Lector Perplejo

Colau, lideresa en caída

La alcaldesa da la nota por enésima vez desde el verano y, tras escurrir el bulto con la Agencia del Medicamento, pretende echarle la culpa a la Constitución. Hay que tener cuajo.

Colau, lideresa en caída

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(La versión original de este artículo se publicó el pasado 21 de noviembre. Vuelve a estar de actualidad tras una entrevista a la alcaldesa en Telecinco en la que su principal mensaje para atraer electores fue revelar que tuvo una larga relación sentimental con una mujer).

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, lleva un mes glorioso. No es que los anteriores fueran precisamente para tirar cohetes, pero su estrambótica actitud en los últimos días la confirma como una de las más ilustres miembras del pelotón de los frikis con cargo de la política española, tan poblado él.

Tras perder la Agencia Europea del Medicamento para Barcelona, la dama en cuestión ha pretendido pasar por una más del grupo que, con denuedo, trabajó ardorosamente para conseguir quedarse con una institución clave que hubiera generado unos 5.000 puestos de trabajo directos e indirectos y atraído un enorme movimiento económico. Y para lograrlo, nada mejor que hacer piña con el resto, ella que tanto se distancia de todos para que su ego no se mancille:

Ahí la tienen, enviando un saludito con besis a la mismísima ministra de Sanidad, a su cesado teniente de alcalde y al exconseller de Sanidad de Puigdemont, como si fueran una gran familia unida que se ha dejado la piel en lograr algo que finalmente les han arrancado de las manos injustamente.

Colau ni fue a Bruselas a defender la candidatura. Envió a un señor al que echó días después

Pero como la cabra le tira el monte, tras ese ejercicio de cinismo insuperable, más destinado a ptotegerse el trasero diluyendo la responsabilidad entre todos, a la gran Ada se le escapó luego otra explicación que responde más a lo que piensa.

Es decir, que no sólo se quita culpa ella, sino que equipara la restitución de la ley con el asalto a la misma para difundir la idea de que la Agencia no ha llegado a Barcelona por culpa, en definitiva, de Rajoy, de Sánchez, de Rivera, de los fachas, en definitiva.

Y no, Colau, no se cuele usted. La única culpa en esta historia es de ella misma y, a la vez y a su lado, del cafre que gobernaba Cataluña. Porque la alcaldesa lleva desde el verano dando más importancia a marginar al Rey que a manifestarse contra el yihadismo; a mirar para otro lado cuando los zánganos de Arrán apedrean autobuses turísticos; a echar de su Gobierno al PSOE por respetar la Constitución y, finalmente, a blanquear al separatismo equiparando la restitución de la Constitución con el Golpe de Estado desde la Generalitat.

Su desidia

Pero aún hay más. Y es que, aunque la propia Colau haya desmentido una información que aseguraba que las "bases" de En Comú no quería esa Agencia Europea, sí que es cierto que ella ha mostrado la mayor desidia al respecto, resumida en un hecho: el pasado 18 de octubre ni siquiera acudió a la presentación en Bruselas de la candidatura barcelonesa, delegando en Jaume Collboni, del PSC, destituido días después.

Ésa es la realidad de Colau, una alcaldesa con sólo 11 de los 41 concejales del Ayuntamiento condal, que no ha hecho otra cosa desde su llegada que cavar trincheras y alimentar la transformación de Barcelona, una ciudad cosmopolita desde aquella apuesta nacional por sus Juegos Olímpicos, en un lugar incómodo para todo aquel que no sea independentista, bruto o las dos cosas a la vez.

Un irónico tuit del Director de este periódico resume el erial barcelonés que está dejando la lideresa común, protegida desde muchos medios pese a su curriculum de extravagancias, errores y excesos. Quizá por eso las encuestas no le sonríen y el 21D, que iba a ser una fiesta, pueda convertirse en un funeral:

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