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Sánchez ahonda en la “cuña” entre Colau e Iglesias como baza post 21-D

Los castillos en el aire los carga el diablo, pero el secretario general del PSOE se muestra cargado de expectativas positivas. A la espera de las urnas, atesora un as en la bocamanga.

Pablo Iglesias y Ada Colau, en un acto electoral.

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La relación de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias ha sido inexistente desde septiembre, tras poner en marcha la negociación con el Gobierno para el despliegue del 155 en Cataluña y, en general, existe una parálisis de los contactos entre PSOE y Podemos. Aun así, Sánchez aprovechó la presencia de Iglesias en la recepción oficial en el Salón de los Pasos Perdidos con motivo del cumpleaños de la Carta Magna para intercambiar impresiones. ¿Limando asperezas? Apenas un tanteo.

Los socialistas están y además esperan a los “comunes” en la solución a la crisis catalana. Los posibles escenarios post electorales cuadran difícilmente y todos pasan, siempre y cuando la suma de las fuerzas puramente secesionistas se quede sin alcanzar la mayoría absoluta, por dejar la bisagra en manos de Catalunya en Comú, la confluencia morada liderada por Ada Colau. Se da la paradoja de que Podemos ha acabado diluyéndose en el proyecto autonómico de la alcaldesa de Barcelona, en cuyas espaldas carga sus expectativas positivas Sánchez de hacer presidente a Miquel Iceta.

Pedro Sánchez cree posible el experimento de mezclar agua y aceite en política. Esto es, construir con Catalunya en Comú, C´s y PPC la alternativa para investir a Iceta al frente de un gobierno en minoría. Trasladado al lenguaje parlamentario, él confía en el primer secretario del PSC como adhesivo transitorio de fuerzas tan dispares, tan sólo al servicio del arranque oficial de la Legislatura. Un intento similar buscó Sánchez juntando a Albert Rivera y a Pablo Iglesias. El portazo resultó sonoro, pero, Colau tampoco es Iglesias.

Mientras Sánchez saltó de C´s a Podemos y de Podemos a C´s para ocupar La Moncloa, Colau le hizo llegar su apoyo. Eso cuentan al menos cercanos al secretario general del PSOE. A la exclusión del líder podemita de esas negociaciones se aferran ya en Ferraz en el objetivo de Iceta de explorar vías post 21-D. Todos saben de la falta de química entre Colau e Iglesias. La relación personal entre ambos, esa fuera de focos, ni siquiera es cercana. Al contrario.

Voces socialistas apuntan a que Ada Colau podrá imponer su hegemonía sobre Pablo Iglesias en el escenario de una fragmentación parlamentaria sin mayorías para entenderse con el PSC y permitir la elección de Miquel Iceta, antes de arriesgarse a una repetición de elecciones y acabar con su propia organización en el fondo de un barranco. En todo caso, sortear el veto de Catalunya en Comú tampoco solucionaría nada, al ser prácticamente imposible, incluso para Iceta, cualquier acuerdo a tantas bandas, incluyendo a Inés Arrimadas y Xavier García Albiol.

Y sin embargo, los estrategas han logrado apuntalar la idea fuerza de que el candidato con posibilidades reales de ser votado por el resto es Miquel Iceta. Sus posibilidades de ganar las elecciones son nulas y tampoco los suyos sueñan con alcanzar el segundo puesto, pero, logrando el tercero, y aun siendo cuarto, mantienen en la misma Ferraz, es el único al que los demás pueden ubicar en Sant Jaume.

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