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Los aireados besos de Chabelita con Isla recrudecen la guerra por el divorcio

Al final puede ser un regalo navideño de lo más esperado: Alejandro e Isabel ya no serían matrimonio. Eso sí, esto no quiere decir que las cosas sean fáciles para todos. Aún queda mucho.

Aquella época en la que todo era entendimiento entre madre e hija.

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En esta ocasión, aunque no sea con un pan bajo el brazo, pero sí que es cierto que el divorcio entre Alejandro Albalá e Isabel Pantoja Jr. podría traer más de una buena nueva a Cantora.

O, al menos, sí que permitirá a Isabel madre y al resto de la familia cenar más tranquilos en las citas principales de estas Fiestas. Más que nada porque habrían acabado con uno de los problemas que más traía de la cabeza a la eterna viuda de Paquirri.

La mala relación entre Albalá y las declaraciones de éste en contra de Chabelita han acabado con cualquier, y futurible, posibilidad de reconciliación entre ambos; o, al menos, con una pequeña semilla de amistad.

Pero, sobre todo, estaría complicando el entendimiento entre ambos para firmar rápidamente los papeles del divorcio. Al fin y al cabo, no solo el despecho y el desamor marcan esta separación. Si, no lo duden, está también presente el vil metal.

Y es que la demanda de separación transcurre por lo contencioso porque hay por medio -dicen- cerca de 200.000 euros en exclusivas que se concedieron mientras estuvieron unidos, incluida la participación de Chabelita en Supervivientes. Un dinero que tendría que repartirse al haberse casado en gananciales. Y eso no está siendo nada fácil de repartir.

Resquemor

A todo ello, para complicar más aún la situación, se suma la intermitente relación entre Chabelita y Alberto isla, el padre de su hijo Albertito. De hecho, hay algunos que opinan que Alejandro ha actuado desde el resquemos y la venganza al comprobar lo que ya sospechaba: que Isabel nunca le quiso del todo y que siempre siguió pensando en Isla.

Tan sólo hay que ver lo rápido que Isabelita se recuperó de su ruptura con Albalá o lo bien que se lo acaban de pasar Alberto y la hermana de Kiko Rivera en Nueva York. Desplegando arrumacos, besos y rincones románticos llenos de nieve.

Pero, sea como fuere, lo cierto es que ahora Isabel tiene cada vez más cerca la libertad, por si decide, en un futuro no muy lejano, volver a pasar por el altar. Aunque, en esta ocasión, podría ser con Alberto, con toda su familia y con una meditada portada del Hola.

En el otro lado de la balanza, las puertas que, parece, que mamá Isabel tiene que abrir a Alberto para pasar estas Fiestas. Un chico que tiene a su hija loca y a ella, más aún; pero no en el buen sentido…

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