El último numerito de Carmena
El Gobierno de Madrid salta por los aires con la destitución de Mato. La división interna, la lucha por las listas electorales y la falta de cohesión se exhiben ya en público sin disimulos.
El Gobierno de Madrid, un compendio de facciones unificadas en apariencia por la vara de Manuela Carmena, ha saltado por los aires: la alcaldesa ha tenido que destituir a Carlos Sánchez Mato, de IU, como concejal de Hacienda: se negaba a aplicar la ley sobre el techo de gasto y, en consecuencia, a aplicarla tal y como le exigía también la exjueza.
Su destitución esconde, sin embargo, otras razones que le hubieran llevado a carmena a aplicarla ya hace meses: de un lado, sus diversas imputaciones por delitos presuntos de malversación y prevaricación; de otro su pertenencia a un partido que ya lo hace todo en clave de búsqueda de puestos en la próxima lista electoral para las Municipales de 2019.
Carmena ha elegido el asunto más 'técnico', pero tenía otros acumulados y sólo esperaba al momento oportuno. Y ha llegado con la negativa de Mato a firmar el nuevo Plan Económico Financiero del Ayuntamiento de Madrid, ése que ciñe el gasto a los límites que impone el Ministerio de Hacienda para toda las administraciones públicas españolas.
Mato ha presentado su insumisión como una manera de no tener que recortar en servicios para los ciudadanos, aunque sabe perfectamente que podía cumplir con Hacienda sin tocar las prestaciones de los madrileños ni subirles los impuestos: simplemente, podía optar por reducir el gasto corriente del Ayuntamiento capitalino, con capítulos como un convenio colectivo para la plantilla municipal que incluye partidas prescindibles y costea una jornada laboral real inferior a las siete horas diarias.
La paradoja Mato
¿Pero quién es Sánchez Mato? El ya exconcejal de Hacienda es una paradoja constante: de encabezar el movimiento a favor del impago de la dueda 'ilegítima' a presumir de haber pagado religiosamente la que tenía contraída el Ayuntamiento desde que a Gallardón le dio por rebautizarse como el Faraón, endeudándose como nadie en España para, eso sí, dejar como legado una majestuosa M-30 soterrada, un Madrid Río ya indispensable o una Casa Consitorial que todo el mundo vio como un despilfarro pero hoy ocupan los mismos que lo criticaron.
Mato ha pasado de proponer el impago de la deuda a presumir de ser el más rápido en abonarla
El edil cristiano y comunista, capaz de meter en la misma frase a Jesús y a Lenin, se ha convertido en el azote de la propia Carmena, a la que ha metido en líos constantes que la alcaldesa no quiere, no sabe o no puede frenar. El penúltimo fue el más sonado y, tal vez, el más definitivo: el PP ha roto relaciones institucionales con el Gobierno de la capital de España después de que Mato les acusara de "robar" en sede oficial.
Ahora anda echando un pulso a la propia Carmena, en pleno debate sobre si seguirá encabezando la lista de Ahora Madrid en las Municipales: tras anunciar desde el primer momento que no lo haría, todo el mundo da por supuesto que sí lo hará, y para convencerla ha llegado el exJemad Julio Rodríguez, enviado por Iglesias y aceptado por Errejón como jefe de Podemos en la capital.
Un Gobierno a retales
Es la penúltima pirueta de un político tardío, afiliado a IU y cabecilla de una de las familias que componen el caótico equipo de Gobierno municipal, una suerte de 'Eurovisión' de la izquierda con 'países' de todas las latitudes ideológicas más extremas que sobrevive gracias a la buena imagen de Manuela Carmena, el oficio de Marta Higueras y Luis Cueto -los dos sostenes del Ayuntamiento- y, tal vez, la experiencia de Inés Sabanés o la actitud de José Manuel Calvo: a partir de ahí, con la excepción de una Rita Maestre que dejó muy atrás su tendencia a invadir capillas y hoy es una portavoz madura, todo lo demás es un compendio de los peores clichés del radicalismo y de la incapacidad en la gestión, simbolizado en un demoledor sondeo que demuestra el hartazgo de los madrileños con el "Gobierno del cambio".
Sánchez Mato se metió en un insólito laberinto hace apenas unos meses, al llevar a la Fiscalía Anticorrupción un evento del que Madrid presume mucho y que le ha dado una gran proyección internacional: el máster de tenis patrocinado por la Mutua, un escaparate de la ciudad que un día quiso ser olímpica y hoy ha visto cómo La Peineta, pensada para eso, se ha convertido en el nuevo estadio del Atlético de Madrid, en una operación urbanística que en otros tiempos hubiera hecho corre ríos de tinta.
Al juzgado
Su acusación terminó con la propia Carmena desautorizándole, algo que desde el primer día ha tenido que hacer demasiadas veces con demasiados concejales, consolidando la idea de que o bien la alcaldesa manda poco o bien casi nadie le hace caso. Y con el autor del ataque en los tribunales y quién sabe si imputado en un tiempo: el mismo torneo que intentó estigmatizar era renovado poco tiempo después por el Gobierno de Madrid, en un alarde de borrón y cuenta nueva que esta vez ha dejado huella en el juzgado.
Mato, el díscolo que ha provocado la mayor crisis de Carmena
Sánchez Mato, especialista en Economía Monetaria y Sector Público por la Universidad Complutense de Madrid y viejo colaborador de Intermon-Oxfam, ha jalonado su salto a la palestra política de un sinfin de polémicas y contradicciones que le llevaron a poner incluso al Ayuntamiento al borde de la intervención de Hacienda por querer gastarse más de lo que podía y contravenir con ello las leyes que fijan el techo de gasto. Cuentan que, en aquellos días de chulería contra Montoro, a Carmena se le terminaron de quitar las dudas sobre su continuidad al frente de 'Ahora Madrid' en las siguientes elecciones: tenía pocas, pero ya ninguna y anunció a los íntimos que no seguiría. Ahora todo ha cambiado y la salida de Mato del Gobierno consolida la idea de que volverá a ser candidata, pero con una lista distinta y más adaptada a sus gustos.
No se sabe si Carmena manda poco o no le hacen caso, pero las polémicas y conflictos internos son constantes
Entre las grandes decisiones que Mato tomaría si estuviera en su mano, algo que dista mucho de estar cerca, hay una que ha repetido hasta la saciedad y sorprende mucho: volver a la banca pública, renacionalizar Bankia y repartir el dinero de los españoles según las ensoñaciones del comuinsmo más soviético.
Que la empresa de la que él mismo fue director, el grupo maderero Herlobe, tenga un buen saco de deudas; no es incompatible con la socialización de una riqueza que siempre empezó a desaparecer, a lo largo de la historia, cuando se intentó 'repartir' con arreglo a diatribas como las de Mato.
Tras la estela de Zapata
De decir que no había que pagar la deuda a presumir de que la dejará en 2.000 millones a final de legislatura, hay el mismo trecho que en otros frentes nunca tiene Sánchez Mato: la derecha siempre es derechona y, por definición corrupta y la ladrona. Esto último le va a costar otro disgusto a Carmena, que ya no tiene en frente a Aguirre para escurrir el bulto agitando el baúl de los recuerdos de la exlideresa del PP.
Ahora tiene por rival a un concejal sin pasado pero con futuro, José Luis Martínez Almeida, quien cualquier día de éstos acabará por rendir un homenaje a Sánchez Mato por ponerle tan sencillas las respuestas: quienes creían que los tuits de Guillermo Zapata, aquel humor negro que le llevó al banquillo, no podían ser superados por nada, se han topado de bruces con este edil nacido hace 46 años.
Un cristiano y comunista capaz de presumir de espiritualidad unos segundos antes de escribir en Twitter un mensaje que le resume para confrontar con los ciudadanos que, enojados, pedían a TVE que mantuviera las retransmisiones de misa de los domingos por la mañana: "El Jesús de Nazaret de esta gentuza de #YoVoyAMisa estaría apedreando a mujeres adúlteras y mercadeando en el templo. #Asco".
¿Y el PSOE?
Ahora, en Madrid se exponen al público esas diferencias de manera ruidosa. Los entendidos sabían de su existencia desde el primer momento. La actitud de Carmena las tapaba, hasta hoy. Y sólo parece el comienzo de una guerra interna de familias y siglas sostenidas en la buena imagen de la alcaldesa y el apoyo de un PSOE que sostiene todo pese a tener dificultades para sostenerse en pie a sí mismo. Del lío da cuenta la respuesta al despido de Mato: su sustituto será Jorge García Castaño, otro dirigente procedente de IU que ha sido diputado en la Asamblea, concejal en el Ayuntamiento y responsable parcial de la controvertida gestión del tráfico rodado en el Centro. Todo queda en casa, aunque ya nadie sepa cuál es la casa de cada uno exactamente.