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J.R.

El último resbalón de Espinar

Llamar "pija" a Arrimadas le ha situado de nuevo en el centro del huracán. Un lugar que le resulta familiar tras dos años sumido en constantes polémicas. Ésta es su historia.

El último resbalón de Espinar

El último resbalón de Espinar

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"Pija del Ibex". Ésa ha sido la expresión que ha utilizado para referirse a Inés Arrimadas en plena jornada de reflexión del 21D. Otro resbalón, el enésimo, que le ha procurado un alud de críticas. Si Ramón Espinar fuera por una acera y viera una cáscara de plátano en la de enfrente, es probable que cruzara para no dejar pasar la oportunidad de patinar.

Infortunio, torpeza o irresponsabilidad; lo cierto es que el hombre de Pablo Iglesias en Madrid, el elegido en en su momento para intentar conquistar el Gobierno de la Comunidad de Madrid o el del Ayuntamiento si Íñigo Errejón acaba siendo el rival de Cristina Cifuentes, como todo el mundo da ya por hecho, se ha dado costalazo tras costalazo en un año de calvario al que, sin embargo, ha sobrevivido.

Espinar viene del Ramiro, como Pedro Sánchez y la Reina Letizia. Es un resistente, aunque resbale mucho

La extraña compraventa de un piso de protección en Alcobendas, cuando aún no era cargo público ni político, fue el primer gran golpe recibido por este madridista confeso de manera directa: antes, la implicación de su padre en el uso de las ínclitas 'black card' de Caja Madrid, de la que fue consejero después de una larga carrera en el PSOE, ya le había puesto en el radar de sus rivales políticos y mediáticos.

Aquel piso

Eso le dolió, aunque no afectó a su discurso público muy crítico con las andanzas de casi todo en la entidad bancaria. Pero fue aquella operación inmobiliaria la que terminó de situarle en la diana: pasó de denunciante de la especulación a beneficiario de la misma, ofreciendo unas explicaciones confusas que tuvieron todo el respaldo de la cúpula de Podemos.

De aquella operación poco puede decirse cuando ocurrió y Espinar era una chaval desconocido, pero de sus justificaciones, ya como senador y diputado regional, sí se puede decir casi todo: aseguró que vendió por el precio oficial puesto por la Comunidad de Madrid, pero obvió que aún habiendo una tarifa máxima, nada impedía por el precio por el que el se lo compró al promotor de CC.OO, sin ganancias pues.

Y nunca quedó claro, tampoco, por qué le tocó a él una vivienda si no estaba clara su inscripción en la cooperativa ni, en el caso de que sí lo estuviera, por qué no fue a través del preceptivo sorteo sino mediante la elección directa dentro del cupo que el gestor inmobiliario, decían, se guarda para ese tipo de adjudicación. Algo que está expresamente prohibido en el sector.



El relevo de José Manuel López al frente de Podemos en la Asamblea de Madrid fue el segundo conflicto del antiguo estudiante de Erasmus en Italia. López era valorado en Madrid, había encabezado el cartel y su legitimidad procedía de los votos directos de los ciudadanos; pero Espinar e Iglesias impusieron su mayoría en los órganos de dirección internos para sustituir al portavoz y terminar la conquista del control de Podemos en la región, iniciada con el acceso a la secretaría general del propio Espinar y con la defenestración, para tales funciones, de Rita Maestre y Tania Sánchez Melero.

Carmena y Errejón le desplazan de las candidaturas a alcalde o presidente regional, con las que soñaba

Espinar, de nuevo, se sumergió en una contradicción, menos ostentosa que la del pisito, pero igual de difundida: acumulaba tres cargos, dos institucionales y uno orgánico, a pesar de que las normas de Podemos teóricamente lo prohíben. Su fotografía bebiendo coca-cola en el Senado, para acompañar un vistoso plato de albóndigas, tras reclamar el boicot a la bebida azucarada por antonomasia, le transformó definitivamente en el Rey de los memes: su mariscada barata en A Coruña y su cabezadita en pleno debate presupuestario en la Asamblea madrileña, cierran el círculo del 'annus horribilis' de Espinar.

En qué medida todo eso le pueda afectar en su carrera es una incógnita. Iglesias le quería para medirse a Cifuentes, pero ese encargo parece reservado definitivamente para Errejón, que ya ejerce como tal en las redes sociales, fijándose más que nunca en lo que acontece en la Comunidad de Madrid, repentino objeto de su preocupación.



Y en Madrid capital tampoco parece tener ya opciones, con la 'Operación Carmena' en marcha: hacer que la alcaldesa vigente repita como candidata, tarea para la que Pablo Iglesias ha situado al exJemad Julio Rodríguez como secretario general del partido en el municipio, con la única misión de lograr el objetivo de que la exjueza, en plena crisis con IU y otras facciones por Sánchez Mato, no dé el portazo que había anunciado nada más tomar posesión.

Para las dos funciones sonó Espinar y para ambas ha quedado al margen al final, superado por la superabuela de Podemos y el superamigo del macho alfa de Podemos. Mientras, aquel muchacho educado en el Ramiro de Maeztu, como Pedro Sánchez o la Reina Letizia, seguirá probablemente soltando sus ya célebre perlas: "Somos los hijos de los obreros que nunca pudisteis matar, los nietos de los que perdieron la Guerra Civil...". La última, dedicada a Arrimadas, se le ha vuelto en contra. Pero que nadie dude de que habrá más.

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