Arrimadas, guapa de España
La ganadora del 21D es de Jerez, de abuelo salmantinos y asentada en Cataluña. Antes de todo eso, aprendió catalán en Sevilla y se hizo acérrima del Barça. Ahora, es un icono en auge.
Guapo: Tercera acepción (RAE): Animoso, bizarro y resuelto, que desprecia los peligros y los acomete.
Arrimadas es la guapa de España. Por la mañana votó entre gritos de "facha" y la cara de repelús de los miembros de su mesa electoral, aquejada de ese virus tan secesionista que deshumaniza al rival para convertirlo en un mero objeto a abatir.
Pero por la noche ganó, de forma pletórica, y sólo la Ley Electoral y la combinación de fuerzas antagónicas unidas en una única locura, la independencia, va a impedirle que gobierne. Su victoria es un antídoto contra el veneno, un muro frente a quienes levantan muros y una pala para enterrar muy hondo el procés: quizá el batiburrillo de Puigdemont y Junqueras gobiernen, con la ayuda de la desquiciada CUP o, más probablemente, con la muleta de Colau, otra gran derrotada del 21D.
Arrimadas quiso ser arqueóloga, es del Barça y tiene raíces andaluzas, charras y catalanas
Pero no podrá hacerlo con su hoja de ruta, frenada dos veces: la primera con la Constitución y los tribunales; la segunda ya con las urnas. Arrimadas, ante el declive en Cataluña del PP y la flojera del PSC, se ha convertido en la Terminator del desafío y en la demostración de que, con un discurso claro y pese al bombardeo, se puede ser muy catalán siendo a la vez muy español: si no lidera la Generalitat ahora lo hará algún día, y mientras le ha puesto cara, voz, ojos y cerebro a una mayoría silenciosa que ya no se callará nunca.
La quinta hija
La quinta hija de Rufino e Inés, nacida en Jerez de la Frontera en 1981 y abogada de formación, ha scado más de un millón de votos y 37 diputados, que serían unos cuantos más si las leyes electorales no establecieran, siempre, el principio antidemocrático de que unos votos valen más que otros en función de dónde vivas: a menor población, más valor, rompiendo la vieja idea de la democracia clásica del "un hombre, un voto".
Quienes la conocen aseguran que siempre quiso ser arqueóloga y de ahí le queda su pasión por indagar en los orígenes del ciudadano catalán para extraerle hasta la última gota de sus sentimientos constitucionales y ponerlos al servicio de un pulso contra el soberanismo. Andaluza con raíces salmantinas, catalana con raíces gaditanas, esta seguidora acérrima del Barça ha llegado para quedarse, mirando al mundo con el título ya oficial de 'Guapa de España'.