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Eugenio Narbaiza / El Club de los Viernes

Cuando Tabarnia estuvo en el País Vasco

Álava pudo ser la 'Tabarnia' del País Vasco. En 1990, un partido adelantó que defendería marcharse si el independentismo prosperaba y logró grandes resultados en dos elecciones seguidas.

Años después de lanzarse la idea de la 'Tabarnia' alavesa, Patxi López pudo llegar a lehendakari, apoyado por el PP de Antonio Basagoiti

Años después de lanzarse la idea de la 'Tabarnia' alavesa, Patxi López pudo llegar a lehendakari, apoyado por el PP de Antonio Basagoiti

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Una sociedad que desconoce su historia política reciente es una sociedad incapaz de corregir sus errores de cara a mejorar su futuro. En los últimos días, y ante la frustración que han supuesto los resultados electorales de las elecciones catalanas derivadas de la aplicación del artículo 155, la sociedad civil -una vez más- se ha adelantado a las nefastas consecuencias que han generado los resultados de esos comicios y a la falta de soluciones políticas planteadas desde las formaciones no independentistas para acabar con la sinrazón catalana.

En este sentido y por la ausencia de fuerza de la política, dominada por un nacionalismo excluyente que ve en el independentismo su arma de mantenerse en el poder, se ha creado una plataforma que bajo la denominación de Tabarnia pretende sacar de la autonomía catalana a dos provincias, Barcelona y Tarragona, en las que el no nacionalismo, es mayoritario en votos y población.

Aunque esta propuesta puede parecer un sinsentido, en la realidad, no solo es posible y factible gracias a la existencia de los mecanismos establecidos en los artículos 143 y 144 de nuestra Constitución Española, sino que además repite una iniciativa política que ya ha sucedido en nuestra España y que dio muchos dolores de cabeza al nacionalismo, en este caso al del País Vasco.

Allí, una formación política que obtuvo representación parlamentaria en dos legislaturas, Unidad Alavesa, pedía la salida de Álava de la Comunidad Autónoma Vasca en el caso de que el nacionalismo planteara cualquier situación política de secesionismo en dicha Comunidad.

Desde 1990

Unidad Alavesa, se fundó por el ex presidente de Alianza Popular del País Vasco Pablo Mosquera, en junio de 1990, como una formación sin ideología, aunque en su ponencia política se definían como reformistas, progresistas y foralistas, inspirándose en un partido cercano de otra comunidad foral, como era Unión del Pueblo Navarrro (UPN).


Mosquera logró tener diputados en la cámara vasca con Unidad Alavesa, cuyo discurso recuerda al de Tabarnia


Su estreno en las urnas le supuso una representación de 3 diputados en la cámara vasca, por su lenguaje fresco y antinacionalista. Inspirándose en su españolidad y en la defensa del fuero alavés, que no estuvo derogado en tiempos de la dictadura franquista, combatían al nacionalismo sabiniano, hasta dejarlo en casi testimonial en el territorio más españolista de la comunidad.

Años después, tras una década de existencia y por desavenencias internas derivadas de pactos políticos de esta formación, especialmente en la capital alavesa, desapareció del mapa político vasco, pero dejando un recuerdo y un poso político que todavía continúa y que no sería extraño que resurgiera en cualquier momento, dependiendo de la deriva política que se dé en un futuro en el País Vasco.

Por ello, la propuesta de Tabarnia, no solo es digna de tener en cuenta, por lo que pudiera representar como antítesis del nacionalismo excluyente catalán, sino que además de ser factible políticamente hablando, supondría un revulsivo para las fuerzas políticas nacionales que a lo largo de los últimos 40 años han hecho dejación de funciones respecto a Cataluña, dado que han usado al nacionalismo como moneda de cambio para mantenerse en el poder en el gobierno de la Nación.

La libertad

También, y quizás esto es lo más importante, Tabarnia sea la motivación que necesita una sociedad civil atemorizada y discriminada desde el nacionalismo para que recupere la libertad que éste le roba y pueda desprenderse de una vez de ese manto de corrupción moral y política que, usando unos sentimientos parafascistas, domina Cataluña.

Tal vez se evite así que, tal y como está ocurriendo, las formaciones nacionales sigan en sus guerras internas ya iniciadas para la sustitución de Xavier García Albiol en el PP por la ministra Dolors Montserrat, la favorita de una facción madrileña de los populares, o por Alejandro Fernández, candidato de quienes quieren evitar la desaparición del de los populares en Cataluña.

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