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Editorial

Junqueras, único responsable de su prisión

En España no hay presos políticos, pero sí políticos presos por saltarse la ley. Puigdemont y Junqueras ya no pueden decidir qué precio penal pagarán, pero sí cómo vivir hasta el juicio.

Junqueras, único responsable de su prisión

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Junqueras sigue en prisión por una decisión unánime de los jueces y con la petición expresa de la fiscalía, toda vez que se mantienen, a su juicio, los riesgos y causas que le llevaron a esa situación acusado de varios delitos muy graves que ponían en entredicho la estabilidad de España y al Estado de Derecho en Cataluña.

No es una situación agradable, desde luego, pero es achacable en exclusiva al aludido, incapaz de entender que el primer requisito para recuperar la libertad, mientras se solventan las causas judiciales, es renunciar expresamente a volver a cometerlos: por mucha lástima que pueda dar ver a una persona en la cárcel por delitos bien distintos a los que no suelen despertar esa compasión, el riesgo que representa el líder de ERC no es un invento, sino la consecuencia de sus decisiones pasadas y del discurso que aún hoy sostiene su propio partido.

Los desperfectos

No se puede decir en el tribunal que se apuesta por la paz y una imposible bilateralidad y, en todos los demás espacios, seguir presentándose como el vicepresidente de un inexistente "Gobierno legítimo" que encarna, precisamente, todos los desperfectos e ilícitos penales que han mantenido en vilo a España durante meses, fracturado Cataluña y acabado con la imposición del artículo 155 de la Constitución y el procesamiento de todo el Govern.

En su mano no está ya decidir qué precio tendrán que pagar por posibles delitos; pero sí qué pueden hacer mientras se dirimen sus causas

Renunciar a la independencia unilateral no es ninguna concesión graciosa del soberanismo, sino la única manera que tiene de volver a las instituciones con normalidad, donde por cierto encontrarán a un sinfín de dirigentes políticos separatistas que no tienen ningún problema en defender sus ideas: a nadie se le apresa ni juzga en España por eso, por mucho que lo repitan Rufián, Tardá o Rovira; sino por tratar de imponer esa tesis pisoteando el Estado de Derecho, saltándose las leyes y utilizando los recursos públicos con agresividad.

Su decisión

Tanto la fuga de Puigdemont cuanto el internamiento de Junqueras son consecuencias de su tozudez y de sus comportamientos. Y ambos deberían reflexionar al respecto: en su mano no está ya decidir qué precio tendrán que pagar por posibles delitos ya cometidos; pero sí tal vez dónde están y qué pueden hacer mientras se dirimen sus causas.

Los líderes del PdeCat y de Esquerra no son ningunos represaliados por creer en nada ni por defender una vía política determinada, en fin, sino unos ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones que el resto a los que no queda más remedio que juzgar cuando traspasan todas las líneas rojas y se arrogan un papel y unas atribuciones incompatibles con la democracia.

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