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El Palau de la Música sale de la cueva

La histórica sala de conciertos de Barcelona, usada como tapadera para la trama corrupta de Convergència, es uno de auditorios más singulares y valiosos de nuestro país.

El Palau de la Música sale de la cueva

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Sería interesante conocer cómo reaccionarían los fundadores del Orfeón Catalán, que hace algo más de un siglo encargaron la construcción de la sede social que acabaría convertida en el bellísimo Palau de la Música Catalana, al saber que su amado edificio acabaría sirviendo como herramienta y tapadera a la vez una trama corrupta montada por el principal partido nacionalista catalán.

Desde luego el Palau fue concebido como el escenario material para dar rienda suelta a las expresiones artísticas de la cultura y la política catalana, siendo un emblema del conocido como Renaixença o el Renacimiento Catalán. Pero no hasta al punto de corromper su imagen y buen nombre usándolo como medio de cobro de comisiones para financiar a Convergencia Democrática de Cataluña, el que fue durante lustros el todopoderoso buque insignia de la política nacionalista catalana.

Con la sentencia de la Audiencia de Barcelona, se empieza a poner fin a este turbio episodio. Pero desgraciadamente el nombre del Palau tardará aún un tiempo en dejar de ser asociado a la corrupción en España y en confundirse con una cueva de ladrones confesos y condenados como los desleales gestores Félix Millet y Jordi Montull.

Curiosamente, el Palau fue levantado a base de aportaciones de industriales y financieros catalanes, sensibles melómanos y comprometidos con las artes catalanas, que respondieron a la petición del citado Orfeón Catalán para construir un edificio destinado para ubicar en el su sede social. El arquitecto Luis Domenech fue el encargado de construir el edificio, inspirado en las técnicas y ornamentos constructivos del estilo modernista.

El Palau de la Música fue construido con donaciones de empresarios y financieros catalanas, como un símbolo del renacimiento cultural catalán.

Tras cuatro años de trabajos se inauguró el 9 de febrero de 1908. El resultado fue un luminoso y colorista edificio articulado alrededor de una estructura central metálica recubierta de vidrio, que al recibir la luz natural se transformaba en una formidable caja de música que entremezcla todas las artes aplicadas: escultura, mosaico, vitral y forja.

El auditorio fue destinado a conciertos de música orquestal e instrumental, así como a interpretaciones corales y a recitales de cantantes. Pero a lo largo y ancho de este siglo el Palacio ha cobijado actos culturales, políticos, obras teatrales y por supuesto las más variadas actuaciones musicales.

A lo largo de 1982 y 1989, el edificio fue sometido a una extensa restauración y ampliación bajo la dirección de los arquitectos Óscar Tusquets y Carles Díaz. Y en 1997, el Palau fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un título único en el mundo para un edificio de estas características.

Pujol, cantante en el Palau

En paralelo, el Palau ha sido escenario de acontecimientos señalados para las reivindicaciones nacionalistas de Cataluña. En 1960, por ejemplo, tuvieron lugar los denominados Sucesos del Palau (Els fets del Palau en catalán) coincidiendo con una visita de Franco a Cataluña.

Se había logrado el permiso para interpretar el Cant de la Senyera, con motivo de la celebración del centenario del poeta Joan Maragall, autor del poema de la letra. Peo la prohibición gubernativa en el último momento por parte de las autoridades, enardeció al público asistente, que en pie cantó dicho himno, a la vez que se distribuían octavillas críticas con la dictadura. Por estos hechos se produjeron detenciones, entre ellas la del futuro presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que fue sometido a un consejo de guerra.

Años más tarde, en la recta final del régimen y durante la Transición, el Palau fue escenario de consagración de figuras de la conocida como Nova Cançó como Raimon, Joan Manuel Serrat, María del Mar Bonet o Lluis Lach.

En la actualidad el Palau de la Música sigue cumpliendo sus funciones culturales, tanto para los amantes de la música culta como de la música popular, sin olvidar, claro está, a la Cancó catalana. Hasta medio millón de personas pasan por este auditorio al año.

Así, en su palmarés artístico puede presumir de haber dado a cobijo a históricas celebridades de la clásica como Richard Strauss, Stravinsky, Von Karajan, Rubinstein, Rostropovich, al lado de figuras tan diversas y míticas en la música del siglo XX como Duke Ellington, Ella Fiztgerald, Charles Aznavour, Raphael o Paco de Lucía. Y a su lado, la presencia insólita de Sinead O’Connor, Bisbal o Bustamante.

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