El PP necesita una regeneración radical
Los populares no pueden decir que su corrupción es de hace una década cuando para los ciudadanos es un problema actual. La regeneración ha de ser creíble y profunda, ya por supervivencia.
Es verdad que casos de corrupción tan bochornosos como Gürtel y Púnica se refieren a hechos de hace una década; pero que le sigan afectando de una manera tan contundente y diaria al PP prueba, a su vez, la falta de respuesta política del partido a esos hechos: para la dirección popular puede que todo ello pertenezca al pasado; pero es evidente que para la opinión pública sigue siendo de plena actualidad.
El PP no ha permitido que los Casado, Feijóo, Moreno o Cifuentes simbolicen un cambio de época real
Y lo es por una razón difícil de discutir: el PP ha confiado su regeneración a los tribunales, que tienen sus tiempos, y no a las decisiones internas, que pasan necesariamente por una renovación radical que no se ha producido: la incorporación de nuevas caras, que sí se ha intentado, se queda reducida a un ámbito estrictamente estético si no va acompañada de decisiones y cambios que no han llegado y, en consecuencia, calcinan incluso la capacidad regeneradora de los dirigentes más alejados de aquella época, obligados sin embargo a cargar con ella.
El PP no ha permitido que los Casado, Cifuentes, Moreno, Feijóo y compañía simbolicen de verdad el salto de época y encarnen un mensaje reformista del conjunto de la formación: les ha hecho, simplemente, rehenes de un pasado que no es suyo, cercenando a menudo su capacidad crítica y enviando el mensaje de que su progresión dentro del partido dependía de algún modo de ponerse de perfil o sufrir las consecuencias.
Éxitos oscurecidos
Que la buena gestión de la crisis económica y la razonable respuesta al desafío secesionista no estén dando beneficios a los populares, según todas las encuestas, se debe precisamente a ese fenómeno de resistencia al cambio, no sólo cosmético, y de contención del caudal humano y político que sin duda tienen los populares, taponado por el inmovilismo de quienes, sean o no culpables de nada, siempre son responsables políticos de todo.
El PP no tiene un problema con C´s, sino con un pasado que ve remoto pero el ciudadano percibe muy actual
Escudarse en el desigual tratamiento que tal exista en los medios de comunicación o en la envergadura de los escándalos que afectan al PSOE en Andalucía, obviamente mayúscula, puede servir para concederse una justificación anímica; pero es inútil a efectos políticos.
Un viaje imprescindible
Cabe preguntarse, sin duda, si Rajoy puede encabezar esa regeneración o si su mera presencia le restaría credibilidad a ese proceso ante la ciudadanía; pero lo que no puede discutirse es que ese viaje es imprescindible e incluye ya la supervivencia de uno de los grandes partidos de Europa como formación ganadora y decisiva.
No es en Ciudadanos donde tiene el PP un problema, sino en un pasado que contiene demasiados episodios indecentes y le resulta muy actual a demasiados españoles: encontrar una respuesta clara a esa certeza es clave para que los populares sigan siendo un actor determinante y positivo en la política nacional, examinado por su gestión, a menudo competente, y no por los lamentables excesos de algunos de sus más cualificados dirigentes.