El pulso entre PP y C´s, una pelea a largo plazo entre 'amigos' y socios
Los ‘populares’ han convertido la prisión permanente en su ariete contra la formación de Rivera. La última escaramuza ha tenido lugar en el Senado, pero no será la última. Hay para rato.
El PP se siente atosigado por Ciudadanos. Y Ciudadanos cree que puede morderle un número ingente de votos al PP. En ese binomio radica la tensión, algo artificial, entre ambos partidos, pese a que el CIS consagra que la suma de ambos ha más que duplicado ya la diferencia que tenían con respecto a PSOE y Podemos hace apenas dos años.
Es en ese contexto donde hay que ubicar la frialdad entre ambos, de corte electoral, que ocupa buena parte de los desvelos de los cuarteles generales de las dos formaciones. Y si C's tiene en la corrupción su bandera contra el PP, el PP cree haberla encontrado con la posición de C´s con respecto a la prisión permanente revisable. Éste es el primer round.
Las diferencias en torno a este asunto se están convirtiendo en el aliviadero para que PP y Ciudadanos libren sus escaramuzas y choques más elevados de tono. Así, el PP ha aprobado en solitario una moción en el Pleno del Senado en defensa de la prisión permanente revisable, en un debate con sucesivos ataques y contraataques con la formación ‘naranja’. Mientras los 'populares' alegan el "clamor social" y la utilidad de esta figura jurídica y carga contra la "hipocresía" y el "funambulismo políticos" de Ciudadanos, éstos han respondido acusando al PP de tener "escasa altura de miras" y de organizar "parafernalias", en vez de abordar el problema real que, a su juicio, es la facilidad de los reclusos para acceder al tercer grado.
El Pleno del Senado respaldó la moción con 147 votos a favor, a los senadores del PP se sumaron sus socios UPN y Foro Asturias, por 102 en contra y 5 abstenciones, de los representantes de Ciudadanos y Coalición Canaria. La iniciativa fue duramente criticada por los partidos de la oposición que tacharon la moción de "populista", de "cortina de humo" y de "arma arrojadiza" del PP contra Ciudadanos, que se encuentran en una "guerra fría" de la derecha.
En la defensa de la moción, a cargo del senador 'popular' Fernando Carlos Rodríguez, el PP hizo gala de su defensa de la prisión permanente revisable que han llevado a ayuntamientos y asambleas regionales, enorgulleciéndose de ser "el único partido" que defiende esta figura.
Medallas inmerecidas
A renglón seguido, el PP arrancó los ataques contra la formación de Albert Rivera criticando sus bandazos en esta materia. "Son el partido ni del 'si' ni del 'no', pero no nos sorprende se caracteriza por la revisión permanente de sus principios. Ni tiene las ideas claras ni los principios firmes", señaló Fernando Carlos Rodríguez sobre la formación 'naranja'.
Ciudadanos acusa al PP de crear problemas nuevos cuando ya existen "lagunas". Y el PP replica que los de Rivera no saben lo que quieren
Por su parte, el senador de Ciudadanos, Tomás Marcos, defendió una enmienda en la que remarcaba la necesidad de dificultar el acceso al tercer grado para los condenados por delitos especialmente graves. El senador 'naranja' acusó al PP de crear problemas nuevos cuando ya existen "lagunas" en el sistema penal como el cumplimiento efectivo de las penas. Este fue el primer cara a cara parlamentario por una medida concreta entre PP y Ciudadanos tras semanas en el que ambas formaciones han cruzado declaraciones.
A juicio de Ciudadanos es un error que un condenando a cientos de años pueda obtener el tercer grado a los 15 años de entrar en prisión, lo que supone un "régimen de semilibertad que permite la reincidencia". Lo que produce "perplejidad" en la sociedad, dijo Marcos, es el no "cumplimiento efectivo" de penas por parte de pederastas, asesinos en serie o violadores que han cometido "daños irreparables a la sociedad".
El PP rechazó esta enmienda, al igual que una del PSOE que impugnaba la moción, y de la mano de la senadora Esther Muñoz de la Iglesia, clamó contra la falta de principios de Ciudadanos, "como Groucho Marx", ironizó, y reivindicó que mientras el PP ha defendido esta medida desde hace años el partido 'naranja' hace años estaba "una parte" en el "PP, otra en el PSOE y en IU", en referencia al poco recorrido histórico de Ciudadanos. También recordó que en 2016 junto al PSOE acordó derogar esta figura y que ahora por "oportunismo mediático" vuelven a cambiar de posición.
"Si se quitasen la medallas que se ponen a diario podrían mirar a la cara a los ciudadanos y escucharles, y verían que lo que están pidiendo es que mantengamos la prisión permanente revisable", aseguró Muñoz de la Iglesia sobre Ciudadanos.
Tomás Marcos ha reiterado la "escasa altura de miras" del PP y apuntó a los "debates estériles" que plantea en el Senado con fines electoralistas, para "ver si cae un voto más", aseguró Tomás Marcos.
El campo de batalla de las derechas
El rifirrafe continuó en el turno de portavoces, cuando los representantes de la oposición cargaron airadamente contra la moción. ERC, PDeCAT, Compromís y PNV se expresaron explícitamente en contra, mientras que Unidos Podemos lamentó que el PP no hable del machismo, "el germen que está detrás de muchos crímenes", y traiga al Senado una moción que promueve la "venganza" y hable de "penas del infierno", que según la portavoz Maribel Mora, no encajan en un estado social y democrático.
"Esto no puede convertirse en un arma política arrojadiza entre PP y Ciudadanos para recoger votos", lamentó el senador del PSOE, Tonxu Rodríguez, quien denuncia que el Senado se convierta en un "campo de batalla" en el que "se enarbolen banderas para de manera populista ver quién es mas populista en este país".
El senador socialista describió esta situación como una "guerra fría entre las dos derechas" y, asegurando que el PSOE se pone en la piel de las familias, indicó que la política penal no puede ser justificada con los sentimientos de los padres de las víctimas.
Es un primer asalto. No será el último. Y aunque ambos púgiles compartan de algún modo un rincón similar en el cuadrilátero, el objetivo de cada uno de ellos es tumbar a su rival. Aunque en este caso el contrincante sea socio de investidura y entre los dos se hayan logrado hitos tan relevantes como la aprobación de los pasados Presupuestos Generales.