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Macron da una lección al nacionalismo: ni bilingüismo ni bilateralidad

El presidente de Francia ahoga las aspiraciones nacionalistas de Córcega y lanza un mensaje contundente contra el nacionalismo con destino a casos como el de Cataluña.

Macron y el Rey, hace unas semanas en Davos

Macron y el Rey, hace unas semanas en Davos

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Macron lo dejó claro sin necesidad incluso de hablar: cinco banderas francesas y otras cinco europeas secundaron su intervención en Córcega, la isla gala con más pretensiones independentistas donde gobierna ya, de hecho, una coalición que opta directamente por la separación o por un autonomismo casi bilateral con el Estado.

El soberanismo corso ni sueña con lograr concesiones como las existentes en España desde 1978

Esa puesta en escena resume la opinión del presidente de Francia, y con él de la práctica totalidad de la política gala, al respecto de aspiraciones contrarias a la unidad de la República. Y, por si hay dudas, se despejan con otro dardo en el corazón de todo proyecto nacionalista, con Cataluña como máximo ejemplo en la actualidad: la lengua propia no es un elemento de identidad que consolide aspiraciones y, por eso, la Constitución francesa no contemplará nunca el bilingüismo ni la cooficialidad con la lengua local de Córcega.

Como compensación, Emmanuel Macron, se ha mostrado favorable a que se aluda de forma específica a Córcega en la Constitución, como forma de "reconocer su identidad y anclarla en la República", pero ha rechazado otras reivindicaciones nacionalistas en materia de lengua o residencia. Una mención retórica que, en el caso de España, existe desde 1978.

Macron ha realizado su primera visita a la isla desde que llegó al Elíseo. El viaje ha llegado tras la reciente victoria de los nacionalistas en las elecciones regionales de diciembre de 2017, pero el presidente galo ha reiterado que no está dispuesto a ceder en algunas de sus reivindicaciones históricas.

Aquel terrorismo corso

Flanqueado por las banderas de Francia y la Unión Europea, Macron ha rechazado la propuesta de cooficialidad para la lengua corsa, argumentando que, "en la República francesa, hay una lengua oficial y es el francés". "El bilingüismo no es la cooficialidad", ha apostillado.

También ha rechazado la iniciativa para fijar un "estatuto de residente" en Córcega, así como la amnistía para los condenados por la violencia independentista que se prolongó durante 40 años, hasta que los terroristas depusieron sus armas en el año 2014.



Macron no habló delante de banderas que no fueran la francesa y la europea


La principal concesión de Macron al nacionalismo ha llegado con un gesto tan inesperado como simbólico como es "que Córcega sea mencionada en la Constitución" de Francia, según medios galos. Aunque no pasa de ser una declaración simbólica.

En su opinión, sería "una manera de reconocer su identidad y de anclarla en la República", por lo que ha planteado que esta propuesta se debata "el mes que viene", antes de los debates que arrancarán en primera para reformar la Carta Magna en un sentido más amplio.

El contraste en España

Macron tampoco ha cerrado la puerta a nuevas "formas de fiscalidad local", aunque teniendo en cuenta la solidaridad. "¿Cómo se puede querer una autonomía fiscal y al mismo tiempo pedir aún más solidaridad nacional?", ha advertido el presidente, abierto sin embargo a la ampliación de un plan de inversiones y a la revisión de la normativa de urbanismo.

Comparado con el diseño autonómico de España, el contraste es espectacular: aquí hace 40 años que la Constitución reconoció a efectos lingüísticos, culturales, simbólicos e incluso fiscales las peculiaridades de las regiones llamadas históricas. Y lejos de frenar esto la escalada nacionalistas, la ha incrementado.

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