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Por qué el golf es una escuela de vida y un sector clave en Madrid

El golf es un gran incomprendido y desconocido, pero genera miles de empleos y es el segundo deporte con más federados de Madrid. El Open de España refuerza a un sector pujante y único.

Paige Spiranac

Paige Spiranac

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“¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!”

Jonathan Swift

El drama de Paige Spiranac, una jugadora de golf sin duda muy bella que confesó recientemente que llegó a perder las ganas de vivir por el constante acoso cibernético que sufría por su aspecto, nos permite reflexionar sobre las grandezas de un deporte que es más que un deporte, las miserias que soporta y que refleja siempre, pese a los prejuicios que pesan sobre él, el signo de los tiempos.

Ella, buena deportista en un deporte que no permite la impostura ni regala nada a nadie, ha sido objeto de una campaña sostenida en el que todo parecía valer para anular sus virtudes en lo que hacía y permitirse todos los excesos por quien es. Le ha pasado a ella un poco como al golf, un perfecto desconocido para tantos pero, también, un objeto reiterado de prejuicios agresivos que se fijan en la retina pública como verdades absolutas sin el más mínimo atisbo de verosimilitud ni contraste con una realidad fácil de comprobar.

El movimiento federativo

No es una queja que deba paralizarnos a quienes gestionamos esta maravillosa escuela de vida que es el golf ni, tampoco, una excusa para dejar de modernizar nuestra estructura, objetivos y herramientas para hacernos entender, respetar y querer como humildemente creemos merecernos: no podemos esperar de nadie lo que nosotros mismos no nos aplicamos, y en ese sentido algunos conflictos muy aparatosos ocurridos en el seno del movimiento federativo nos obligan especialmente a hacer un esfuerzo por demostrar que somos lo que decimos y hacemos lo que se espera de nosotros.

El golf en Madrid cuida pulmones verdes, federa a 82.000 personas y de algún modo interesa y reúne a un 7% de la población total de la Comunidad

Pero sí es necesario para fijar el mapa emocional y entender el terreno de juego, única manera de actuar con arreglo a los valores que tenemos. Que en el caso del golf son muchos y variados, empezando por uno que probablemente no tiene, con tanta claridad, ningún otro deporte del mundo: puede acompañarnos toda nuestra vida, desde la cuna hasta la eternidad, adaptándose a nuestra edad, tiempo libre, energías y ganas sin perder su encanto.

La FGM

La Federación de Golf de Madrid tiene 82.000 federados, sólo superada por el fútbol, lo que constituye en sí mismo una prueba de su eminente carácter social: aunque para algunos este deporte siga siendo una reserva espiritual de nobles decadentes como los de ‘El Gatopardo’ de Lampedusa, conjurados en simular que todo tiene que cambiar para que nadie cambie.

Confieso que la caricatura a menudo me resulta divertida y que reírse de uno mismo es un sano ejercicio si en el viaje va incluido un conocimiento posterior de lo que hay bajo cada distorsión y no una vulgar estrategia para prolongar el tópico y dañar a una actividad.


En nuestro caso, nos sentimos al frente de un sector único en Madrid que sintetiza valores como la amistad, la superación, la naturaleza o la salud con aportaciones muy valiosas a la economía, el turismo y el empleo de la Comunidad autónoma.

Somos muchos

No es baladí apuntar que, de manera directa o indirecta, cerca de 400.000 personas tienen al golf en sus vidas, pues el entorno de cada jugador y de cada empleado de los campos y clubes acaba viviendo y conociendo de algún modo nuestro deporte y el positivo impacto que genera.

Estamos hablando de casi un 7% de la población total madrileña, una cifra impresionante a la que debemos sumar los miles y miles de personas que ven, escuchan y leen golf en los medios de comunicación o que son usuarios, por distintas razones, de las instalaciones en que nosotros desarrollamos nuestra actividad y ayudamos a que sean un patrimonio público en perfecto estado de revista y disfrute.

Somos y tenemos que ser transparentes, ejerciendo los valores que decimos tener y haciéndole ver a la Administración que somos un aliado


Porque nuestros campos públicos son a la vez grandes pulmones verdes, espacios para el paseo, centros sociales y recintos que, en muchos casos, sirven para que niños y adultos disfruten de su tiempo y sus deportes favoritos con nuestra colaboración desprendida y orgullosa. Les invito a que vengan ustedes a Parque Deportivo Puerta de Hierro (antiguo Parque Sindical), sede de la Federación de Golf de Madrid, de su escuela y de su centro de tecnificación, para que conozcan, disfruten y comprueben todo lo que les digo: verán un parque precioso, una piscina pública a su disposición, un lugar para el paseo, el padel, la canoa o el rugby y, por supuesto, un espacio para jugar al golf.

Y lo mismo o muy parecido puede decirse de los clubes que nos acompañan en la FGM, gestionados por equipos muy profesionales que han hecho de nuestros valores una forma de vida y de gestión acorde, sin la menor duda, con las expectativas que el común de los mortales tenemos: entretenernos, cuidarnos, conocernos y ser razonablemente felices.

Para todos, de todas las edades

Esto lo enlazo con otro de los mantras que suelen irrumpir como coletilla cada vez que se habla del golf: que es caro e inasumible para casi todos los bolsillos. Déjenme que les saque del error: todo el mundo puede hacer golf como hace baloncesto o fútbol; desde hace muchos años nos dejamos la piel en demostrarles a ustedes que pueden venirse con nosotros sin gastarse más que en esos dos deportes populares cuya práctica está generalizada y se consideran accesibles. El golf también, por 100 euros puede usted dar clases durante tres meses y con apenas 70 euros estará usted federado todo un año.

Estamos para impulsar el Open de España en Madrid, un fenomenal espectáculo que dejará imagen, ingresos y felicidad en nuestra Comunidad; pero sobre todo estamos para que el golf llegue a las escuelas y para que niños, padres y abuelos practiquen un sano ejercicio en un clima intergeneracional que nos parece especialmente positivo en estos tiempos que corren.


No presumo, de verdad, sólo explico. Y lo hago asumiendo que algo tenemos que hacer nosotros para convencerles a ustedes y llegar al fondo de su corazón. Se lo tenemos que contar más y mejor, y lo tenemos que hacer además desde una estructura transparente, abierta, moderna y eficaz en tanto en cuanto gestionamos un patrimonio anímico, económico, legal y público que nos obliga a estar siempre bajo par en materia ética, estética y jurídica.

El golf es público, no es costoso y ayuda a mantener maravillosos espacios naturales de acceso libre para practicar cualquier deporte

Al golf se le golpea a menudo con clichés y no es difícil que la propia Administración Pública adopte la decisión de cerrar un campo que, seguramente, jamás se tocaría si el deporte fuera otro. Pero no me quejo. Lo entiendo incluso como un refuerzo de lo que en la FGM estamos haciendo para que nuestro futuro, que es el del golf y el de decenas de miles de personas, esté marcado por el éxito y el crecimiento: seremos los más transparentes, porque es la manera de ser lo más queridos y los más respetados.

Empleo y riqueza

Y ayudaremos con el ejemplo, humildemente, a que el sector lo sea en la medida de que esos criterios son el mejor puente para entenderse con las instituciones y también para librarse de decisiones injustas. Tenemos que dar ejemplo y la FGM se graba esa misión en su genoma para lograr el fin último de su existencia: que cada vez más personas disfruten de esta pasión y que nuestra aportación al crecimiento de la Comunidad de Madrid siga aumentando para crear espacios de concordia y confort en la ciudadanía.

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