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Javier Rodríguez

El Bigotes contra Cospedal: la vendetta de un apestado como Bárcenas

La secretaria general del PP ni estaba cuando la Gürtel comenzó sus andanzas. Pero sí mandaba cuando acabó con el 'reinado' de Bárcenas en Génova. Ésta es la razón de una venganza soez.

Cospedal, con su marido

Cospedal, con su marido

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Cuando Álvaro Pérez, El Bigotes, empezó a trabajar para el PP, impulsado por su jefe Francisco Correa; Dolores de Cospedal no era secretaria general. Ni siquiera se la esperaba en aquellos albores donde todo eran alegrías para los promotores de una tupida red de intereses que hoy ocupa tantos titulares.

Tampoco ocupaba puesto relevante alguno cuando Luis Bárcenas ejercía de todopoderoso gerente en Génova y hacía y deshacía a su antojo, como un virrey al que nadie le tosía sin temor a resfriarse él mismo.

Cospedal no estaba en el PP cuando la trama nació. Pero sí fue la persona que se atrevió a despedir a Bárcenas

Pero, sin embargo, ambos personajes han dirigido sus dardos de manera reiterada contra la número dos de los populares o contra su marido, Ignacio López del Hierro. ¿Cuál es la razón de ese odio? ¿Tiene algo que temer la actual ministra de Defensa?

¿Por qué los protagonistas de los dos mayores escándalos de corrupción en el seno del PP, hermanados el uno con el otro y al margen de la Púnica, tienen tanta inquina a la dirigente? ¿Qué les hizo para que, sin ninguna prueba y con todos los datos señalando en la dirección contraria, la señalen con tanta constancia? Éstos son los datos y las claves que lo explican todo.


¿Tiene algo que ver Cospedal con la Gürtel?


Las acusaciones e insinuaciones de El Bigotes en la Comisión de Investigación del Congreso no se sostienen ni en las fechas. Si hubiera que elegir una fecha del inicio de la trama, ésta sería 1996 y el lugar, Galicia. Allí comenzó todo con la empresa Special Events, una de las muchas utilizadas por la red durante más de una década para, según las sospechas, montar un gran negocio de comisiones y chanchullos.

Aquel año, Cospedal ni siquiera estaba en primera línea política: era abogada del Estado, en un puesto adscrito al Ministerio de Asuntos Sociales de corte técnico en el que estaba desde 1994. La primera responsabilidad política, de algún modo, no le llegó hasta 2004 como subsecretaria del Ministerio del Interior, puesto que abandonó en 2005 para convertirse en Consejera de Transportes de la Comunidad de Madrid. Hasta entonces, era una desconocida.


¿Con quién trabajó la trama?


Cronológicamente, el apogeo de la Gürtel coincidió con la era Aznar. El propio Bigotes señala a su yerno, el célebre Alejandro Agag, como cicerone de un conglomerado que desembarcó en Madrid, Galicia, Valencia y algo en Castilla y León para convertirse en la organizadora de cabecera de los eventos y actos populares: nada reprochable, en sí mismo, de no ser porque bajo esa actividad legítima en realidad se escondía un juego de dádivas, regalos y tal vez financiación ilegal del partido que además enriquecía a altos cargos populares.


¿Por qué entonces señalan a Cospedal?


La actual titular de Defensa no llegó a la secretaría general hasta 2008. Un año antes de eso, la trama empezó a declinar: en noviembre de 2007, un concejal de Majadahonda hizo la primera denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción. Y en 2010, las investigaciones periodísticas ya exhibieron en público todas las miserias de la trama.


El Bigotes repite las insidias de Bárcenas: su venganza es ensuciar a quien más hizo por depurarles a todos


Es decir, con el calendario en la mano, ni el clímax ni el hundimiento de la Gürtel coinciden con un puesto de relevancia orgánica de Cospedal: simplemente no estaba allí cuando la mayor parte de los hechos ocurrieron.

E incluso estaba muy lejos al principio: en 1998, cuando Correa campaba a sus anchas fundamentalmente por Galicia, la hoy secretaria general estaba destinada en la embajada de España en Estados Unidos, como consejera laboral y de asuntos sociales.


¿Es Bárcenas la clave?


Seguramente ésta es la respuesta correcta. Cospedal se atrevió con algo que provocaba pánico en casi todo el mundo: echar al gerente heredado por Rajoy, al que nadie se atrevía a toser. Ella sí lo hizo, aunque paradójicamente sólo se recuerdan sus explicaciones sobre el famoso despido en diferido.

Lo cierto, en realidad, es que la secretaria general del PP puso en la calle al dueño de la caja fuerte popular, y con ello remató del todo a quienes, en su entorno, habían medrado. No sólo eso: además le puso una demanda en los tribunales cuando Bárcenas, en venganza, formuló contra ella graves acusaciones.

Curiosamente, eso es lo que ha hecho ahora El Bigotes: lanzar insidias contra la persona que no estaba en Génova cuando las tramas prosperaron y que, cuando sí estuvo, se dedicó a cercenarlas.

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