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Núñez Feijóo se planta ante las formas con que Mariano Rajoy lidera el PP

La sucesión al frente del principal partido de centro-derecha, si llega, difícilmente pasará esta vez por un “dedazo”. El presidente de la Xunta de Galicia lo sabe y eleva su caché.

Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo, en una imagen de archivo.

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Mariano Rajoy lleva semanas intentando volver a coger las riendas de los acontecimientos que empezaron a escapársele hace tiempo. Como siempre, el presidente del Gobierno intenta mantener la tranquilidad. Aspira a trasladar confianza y acción. Y, sobre todo, quiere evidenciar una gestión al frente del Gabinete. Pero a nadie se le escapa que al líder que presume de medir los tiempos políticos le han alterado la agenda. Su propio entorno reconoce, en conversaciones informales, que así ha sido.

Porque al jefe del Ejecutivo parece escapársele que los cambios políticos – o al menos las percepciones - resultan vertiginosos y distintos hechos vienen mostrado la facilidad con la que el PP es capaz de pegarse tiros en el pie. La bandera del feminismo, capitalizada este 8-M por la izquierda, ha consistido en una vía de agua más para el partido que, paradójicamente, más mujeres ha elevado a altos cargos en su historia, desde las presidencias del Congreso y del Senado, a las de comunidades autónomas, pasando por la vicepresidencia del Gobierno a distintas carteras ministeriales o al frente de la secretaría general de la organización.

Asombro, estupor, malestar,… Todos esos sentimientos despertaron en las filas populares al desdeñar la batalla ante más del 50 por ciento del censo electoral, después de encender a los pensionistas. Otra cosa es que dada la configuración de la que todavía es primera fuerza política del país permitan oírse los reproches y aún el desconcierto. No obstante, se cuestiona seriamente la forma de Rajoy de llevar las riendas del PP. A las críticas se sumó a su manera Alberto Núñez Feijóo reclamando tomar nota del “clamor social” del 8-M. El mensaje fue una vez más inequívoco, como seguirán siéndolos en el futuro.

¡Natural! El presidente de la Xunta de Galicia desea representar el alma de la militancia. Como ha sucedido en tantas ocasiones, cúpula y bases exhiben una enorme distancia. No es algo nuevo, lleva sucediendo desde el retorno al Poder en 2011. Pero cada vez se vislumbra de una forma más nítida y Núñez Feijóo lo percibe. Además, sus posiciones han sido trasladadas de antemano a Rajoy. Fuentes solventes explican que ambos gestionan personalmente su relación. Otra cosa es que algunas opiniones del barón gallego hayan sido absolutamente ignoradas por el presidente del Gobierno en su contestación final.

Para muestra, Núñez Feijóo ha carecido de reparo en alertar a Rajoy, cara a cara, del riesgo del empuje de Albert Rivera en toda España. El presidente de Galicia recomendó al jefe del Ejecutivo un impulso político en el Gobierno que, a todas luces, jamás llegará. El recado de “más política, más gestos, más partirse la cara” parece perdido en la polvareda. Es, por tanto, Alberto Núñez Feijóo libre para decir lo que piensa. Todavía está lejos de ser candidato a una hipotética sucesión. Pero está en campaña. De hecho, su entrevista en Salvados fue interpretada como toda una declaración de intenciones.

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