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Pedro Pérez Hinojos

Doce disparates del histórico 12-1

35 años después de la humillante goleada ante España, jugadores malteses denuncian la supuesta intoxicación que sufrieron en el descanso, así como el dopaje en las filas de 'a Roja'.

Poli Rincón celebrando uno de los cuatro goles que marcó a Malta, con el ínclito Bonello a sus pies

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La célebre a la par que estrambótica victoria de España sobre Malta por 12-1 el 21 de diciembre de 1983, que supuso la clasificación de nuestra selección para la Eurocopa de Francia, regresa a las portadas de los medios de comunicación y a los temas de conversación cada cierto tiempo, como los buenos episodios legendarios.

El retorno de ahora tiene que ver con la delirante –y en exceso demorada- denuncia de varios integrantes de la selección maltesa que disputó aquel partido, según la cual los jugadores habrían resultados drogados durante el descanso con unos limones, además de tener que medirse a varios jugadores de la selección española con señales de estar dopados. Y todo ello sin mostrar una sola prueba.

Se trata, en concreto, de un reportaje emitido en el programa de televisión 'Fiebre Maldini', donde varios miembros de aquella selección maltesa coinciden en acusar a España tanto de dopaje como de haber intoxicado a sus rivales. Son el seleccionador Scerri y los jugadores Bussutil, Fabri y Demanuele.

"Mi hermano es culturista y por eso sé lo que pasa cuando tomas esteroides. La energía que tenían los españoles era algo fuera de lo normal. Noté durante el partido que les salía ácido líquido de la boca. Ese es uno de los efectos de tomar esteroides. Algunos jugadores tenían espuma blanca en la boca", asegura uno de los jugadores de Malta, versión corroborada por más compañeros en el reportaje.

Futbolistas y seleccionador también coinciden en revelar la historia de la “droga” que supuestamente ocurrió durante el descanso. "Recuerdo que entró al vestuario un hombre pequeño vestido de blanco con una bandeja grande con limones cortados. Me sentía borracho, como su hubiese estado toda la noche de fiesta", explica uno de ellos. Para contrarrestar estas acusaciones, toma la palabra el capitán de la selección española aquel día, José Antonio Camacho, a quien le "parece una locura lo que dicen y además totalmente injustificado" el mensaje de los jugadores de Malta.

"Están compinchados entre ellos para decir esto. Que entre un señor bajo, vestido de blanco y ofreciendo limones... Coño, pues no los cojáis. ¿Todos tomaron limones? Me parece una locura. Están demostrando que tienen muy poca categoría deportiva. Hemos pasado toda clase de controles y nunca hemos tenido nada. Eso de la espuma en la boca me parece una exageración. Yo ni sé lo que son esteroides. Cuando se llega a cierta a edad se chochea y creo que es lo que están haciendo", se queja el exjugador del Real Madrid.

El partido se celebró en Sevilla, en el estadio Benito Villamarín, y España estaba obligada a ganar por 11 goles de diferencia para tener plaza en la Eurocopa de Francia. Con Miguel Muñoz como seleccionador y Santillana y Poli Rincón como máximos anotadores, el equipo español logró su objetivo en un partido. Muchas han sido las acusaciones de tongo y amaño que han pesado sobre aquella victoria, pero jamás se ha aportado ninguna prueba de ello. Fue, en efecto, un acontecimiento peculiar. Y la historia de los limones sacada ahora por los malteses es el penúltimo disparate de un episodio, en general, de lo más disparatado.

A por el "milagro" sin el héroe Arconada

La selección española se jugaba en aquel partido algo más que la clasificación para la Eurocopa. Su estrepitoso fracaso en el Mundial que organizó un año antes habían puesto en entredicho su prestigio internacional, así como la confianza de los aficionados, de manera que era una obligación buscar lo que a todas luces resultaba “un milagro”, como repetían el entrenador y los jugadores. Pero se fue a por él, con una preparación rigurosa del partido que incluyó adelantar la jornada de Liga para dar una semana de concentración a los seleccionados. Del plantel se cayeron por lesión Gallego y, la baja más sensible, el capitán Arconada, uno de los emblemas de aquella selección, que tuvo que ser sustituido por dos debutantes: Zubizarreta y Buyo.


Un equipo aficionado… y agotado

Los malteses llegaron a Sevilla un par de días antes del partido, con el cansancio acumulado tras haber perdido frente a Holanda pocos días antes. La plantilla estaba formada en su gran mayoría por futbolistas aficionados que jugaban en la liga de Malta. Solo unos pocos contaban con experiencia en el extranjero, entre ellos el portero titular, John Bonello, que jugó una temporada en el modesto Herford de Alemania.

Lluvia en Sevilla

Tanto el día del partido, como sus vísperas, un temporal de lluvias arreció sobre el valle del Guadalquivir, lo que dificultó las sesiones de entrenamiento. Especialmente para el cuadro maltés, que ya arrastraba una pésima preparación para afrontar el partido y que apenas pudieron ejercitarse en la ciudad deportiva del Betis. Pero para el seleccionador de Malta era suficiente, pues su consigna era salir “a defenderse con dignidad”.

Buyo quiso aparecer en la tele

Con apenas media entrada en el estadio del Betis y el campo muy pesado, el partido arrancó sin chispa y con muchos nervios. Para colmo, al gol con el que abrió el marcador España, obra de Santillana, le siguió el inesperado empate a cargo de Demanuelle con la colaboración de Maceda. El maltés disparó a la desesperada desde fuera del área y el balón golpeó en el defensa del Sporting de Gijón, que despistó a Buyo. Éste, al final de partido y conseguido el objetivo, bromeó diciendo que esa era la única forma que se le ocurrió “de salir en la tele”.

El 14-1 que no fue

De la lluvia de goles, especialmente tras el descanso, cuando se hicieron 9, se ha dicho todo. Menos se habla de que pudo acabar el partido en 14-1 si Señor hubiera marcado el penalti señalado al poco de comenzar el choque y a Gordillo se le hubiera dado por válido un gol anulado por fuera de juego en el suspiro final y con el 12-1 ya en el marcador.


Invasión de campo y felicitación de Solana

Los aficionados invadieron el campo a la conclusión del partido, mientras se congregaban miles de forofos más en los alrededores del estadio para festejar el triunfo. Televisión Española anuló su programación de la primera cadena para dedicarla íntegra al ‘postpartido’, con las crónicas y entrevistas de Jesús Álvarez y Alfonso Azuara sobre el terreno. El ministro de Cultura, Javier Solana, fue el encargado de felicitar vía telefónica a la selección en nombre del Gobierno.

Denuncia ante la UEFA

La humillante derrota le costó el puesto al seleccionador Victor Scerri. Asimismo la federación maltesa denunció ante la UEFA la invasión de campo y el violento comportamiento de la hinchada española, ya que se arrojaron al campo algunas naranjas y botellas durante el choque.

El Gobierno de Malta ordenó una investigación de lo sucedido en el partido y concluyó que todo había sido resultado de la mala preparación de los jugadores y la pobre planificación del deporte en la isla

Asunto de Estado

Las autoridades futbolísticas de Malta también abrieron, junto con el gobierno del país, una investigación para esclarecer cómo se pudo producir una derrota tan escandalosa, así como la responsabilidad de los jugadores. Y de aquellas pesquisas no se dedujo que existiera algún comportamiento inadecuado en el plantel, por obra de algún tipo de amaño extradeportivo. Todas las conclusiones derivaron en la mala preparación del equipo y de la deficiente planificación del deporte en la isla.

Bonello, de enemigo público…

Después de la lluvia de goles, el portero Bonello sufrió una lluvia aún peor. La mayor parte de las críticas y los improperios se dirigieron a él, que prometió antes del partido que no volvería a su país si se dejaba marcar 11 goles.

…A “amigo perfecto”

Claro que fueron doce goles los que encajó Bonello, y con el mismo buen humor se tomó aquella derrota. Hasta el punto de que en 2006 participó en un anuncio de una popular marca de cervezas en el que parodiaba su pobre papel en aquel partido, definiéndose como “el amigo perfecto”.

Tongo, mascarada, conspiración…

Precisamente ese guiño fue, a ojos de los que siempre defendieron la idea de amaño en el partido, la prueba definitiva de que Bonello fue comprado para dejarse meter la goleada. Sobre todo fue en los días y semanas posteriores cuando se dio vuelo a esas teorías, especialmente en la prensa holandesa, cuya selección fue la principal damnificada al perder la plaza en la Eurocopa. Sin embargo, su seleccionador, Kees Rijvers, zanjó con elegancia y resignación la polémica felicitando a España y alegando que “los milagros existen”.

Con el villano Arconada

Precisamente en aquella Eurocopa, disputada en junio de 1984 en Francia, España llegó a la final contra la anfitriona. Fue un campeonato en el que la selección desplegó brillantez y coraje a partes iguales, con momentos memorables. Como la victoria sobre Alemania con gol de cabeza de Maceda o la interminable semifinal ganada a los penaltis a la Dinamarca de Laudrup y Elkjaer Larsen. Pero la final disputada en el Parque de los Príncipes de París, con una selección diezmada y los bleus liderados por Tigana y Platini, quedó señalada por el golpe franco que se le escapó a Arconada y dio el primer gol a Francia. Aquel error marcó injustamente la despedida de la selección del guardameta guipuzcoano, resarcido catorce años después cuando el portero suplente de la Roja, Palop, levantó la copa de campeones de Europa en Viena luciendo en su homenaje la camiseta que había vestido en Francia.