Cerrar

C.S.P.

La lengua como abuso de poder

El presidente de la Diputación de Alicante, del PP, denuncia la utilización del valenciano como herramienta de construcción del nacionalismo en la Comunidad y lo enlaza con el secesionismo.

Ximo Puig, en el centro, junto a Mónica Oltra de Compromís y Antonio Montile de Podemos, cuando pactaron Gobierno

Creado:

Actualizado:

Mis convicciones políticas van intrínsecamente unidas a las más íntimas, porque ambas conforman un binomio inseparable que me define como persona. En esas creencias e ideologías, mi papel de padre está en una escala prioritaria y, como cualquier otro que quiere lo mejor para sus hijos, abogo por inculcar valores universales como el respeto, la tolerancia y la superación.

Es por ello que no puedo entender, ni jamás lo haré, que la educación de nuestros niños y jóvenes destile abusos de autoridad ni adoctrinamientos ideológicos. En la Comunitat Valenciana, uno de los territorios más prósperos de España y con más proyección de desarrollo, venimos sufriendo en los últimos dos años la deriva institucional de un gobierno autonómico que utiliza tácticas dictatoriales e impositivas para aplicar su hoja de ruta independentista, secesionista y pancatalanista.

El Consell nos quiere conducir hacia un precipicio, hacia un proyecto que desde hace años subyace en nuestro entorno, el de los Països Catalans

Ejemplos hay varios y muy graves. Como el hecho de exhibir banderas cuatribarradas en numerosos actos públicos, en los que también hay manifestaciones contrarias a España, o las decisiones políticas que ha ido adoptando el Gobierno Valenciano desde 2015 tendentes a limitar y recortar la autonomía de las diputaciones provinciales, a fomentar el autogobierno o a disgregar el territorio mediante una Ley de Mancomunidades.

¿Països Catalans?

Sobre los valencianos, alicantinos y castellonenses planea esa perversa politización y ese burdo adoctrinamiento de escuelas, medios de comunicación y colectivos sociales con el que el Consell autonómico nos quiere conducir hacia un precipicio, hacia un proyecto que desde hace años subyace en nuestro entorno, el de los Països Catalans.

Ni el separatismo está en nuestro ADN como comunidad, ni el radicalismo forma parte de nuestro sentir. No tienen recorrido alguno en nuestro territorio porque la legalidad constitucional estará siempre por encima de las pretensiones de aquellos que quieren romper la unidad de la nación.

Como presidente de la Diputación de Alicante, tras escuchar las peticiones que nos llegan de colectivos, padres y madres y del propio sector educativo, tengo la responsabilidad moral y política de hacer oír la voz de la provincia que clama contra la imposición de un decreto lingüístico abusivo, discriminatorio, radical y alejado de la realidad social y cultural que nos rodea.

Un decreto que margina el castellano, que supone un ataque a los derechos fundamentales de nuestros hijos y que socava la libertad de los padres a la hora de elegir la educación para sus hijos. Un decreto, en definitiva, que hace un uso irresponsable de la lengua.

Imposición desesperada

El gobierno valenciano, con Ximo Puig a la cabeza y con sus socios de gobierno de Compromís, hace meses que está llevando a cabo una huida hacia adelante en solitario y a la desesperada, en un intento de imponer lo que es incapaz de dialogar o consensuar. El Consell valencià está perdido y su política no es sino un salto al vacío en un peligroso juego que busca desmembrar la sociedad, desvertebrar el territorio y callar cualquier opinión crítica y discordante con su estrategia.

No queremos aislarnos del mundo ni de España, porque amamos nuestro país, respetamos nuestros símbolos y creemos en la unidad y la igualdad

En ese contexto de crispación, la provincia de Alicante y la Diputación nos hemos convertido en el freno a una Generalitat Valenciana que gobierna para unos pocos, que sigue los pasos del independentismo catalán porque cree que forma parte y está en deuda con él, que se burla de nuestra sociedad en un intento de discriminar por razones lingüísticas a una parte importante de los alicantinos y que prioriza una lengua frente a otra cuando ambas convivían hasta hace poco en perfecta armonía.

La sociedad que queremos se construye uniendo sensibilidades, no separándolas; buscando consensos, no puntos de fricción; trabajando por un proyecto común, no en propósitos partidistas y personalistas. En definitiva, los alicantinos queremos un futuro que sea de todos y en el que quepan todos, en el que la convivencia entre las personas que hablan valenciano y las que lo hacen en castellano no sea un imposible, ni un motivo de disputas constantes. No queremos aislarnos del mundo ni de España, porque amamos nuestro país, respetamos nuestros símbolos y creemos en la unidad y la igualdad de los ciudadanos, por encima de cualquier otro sentimiento.

Dos lenguas

Tenemos la suerte de contar con una lengua propia y con una cultura e idiosincrasia que nos hace únicos, pero esos valores de los que nos sentimos plenamente orgullosos se suman a un proyecto común que es España, no nos separan de ella, porque si estos elementos se utilizan para destruir a la colectividad estamos abocados a la involución política y social, al aislamiento más profundo y al pensamiento único.

Desde el Gobierno Provincial de Alicante defenderemos siempre el interés general, la libertad de cualquier padre a elegir la educación de sus hijos y la necesidad de apostar por el diálogo, la participación y el consenso con el fin de buscar soluciones a los retos que se nos plantean. No permitiremos en la Comunitat Valenciana que en cuatro años de gobierno radical del PSPV y Compromís, con el sustento de Podemos, se destruya a martillazos lo que hemos conseguido en años: un territorio abierto, plural, tolerante, respetuoso con todas las personas, vengan de donde vengan y hablen la lengua que hablen, una comunidad de concordia, próspera y con un potencial inigualable.

Contra la involución

Mi compromiso con esta provincia, desde la responsabilidad que ocupo al frente de la Diputación de Alicante, seguirá siendo el mismo que ha marcado los objetivos estratégicos de esta institución desde el inicio de la legislatura. No voy a tolerar más desprecios hacia una administración que cuenta con plena autonomía para ejecutar sus planes y que está amparada por la Constitución Española. No voy a permitir más manipulaciones, imposiciones, ni dejadez del gobierno de la Generalitat Valenciana en temas importantes para nuestro desarrollo. Porque mi verdadera obligación es con los ciudadanos de la provincia y mi trabajo es velar por su bienestar y su calidad de vida.

Alicante tiene voz y muchas cosas que decir. Si no nos escuchan desde el Gobierno Valenciano hablaremos más claro, con más contundencia e insistencia, pero nunca nos callarán ni silenciarán nuestras demandas. Unidos somos más fuertes. Unidos, avanzamos.