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M.V,/ EP

El “mal gusto” del Defensor del Pueblo

Fernández Marugán no ve delito en los excesos verbales de los raperos Hasel y Valtonyc o en la provocación del artista Santiago Sierra en Arco, aunque acata las decisiones judiciales.

El Defensor del Pueblo en funciones, el socialista Marugán

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Ni amenazas ni provocaciones ni agresiones que exceden el exceso verbal y artístico, sino, tan solo, una elección estética por lo feo y lo desagradable. Así ve el el Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, los recientes ataques a la libertad de expresión que han dado lugar a encendidos debates políticos sociales, además de severas sentencias judiciales. En concreto, Fernández Marugán alude a los casos de los raperos Pablo Hasel y Valtonyc, condenados por enaltecimiento del terrorismo, la retirada de la obra de Santiago Sierra en ARCOmadrid o el secuestro judicial de Fariña de Nacho Carretero.

"El mal gusto no es delito", sino "mal gusto", estima Fernández Marugán, en funciones al frente de la oficina del Defensor del Pueblo desde que el pasado verano abandonara el cargo Soledad Becerril. "A mi me parece que entrar a discutir las sentencias de los tribunales, no es algo que merezca la pena. Hay que acatarlas. En mi opinión, es de mal gusto entrar en determinadas cuestiones. Ahora, el mal gusto no es delito, es mal gusto", ha afirmado en una entrevista concedida a Europa Press.

La obra de Sierra que fue retirada de la última edición de ARCO.

Fernández Marugán apunta también que hay que tener en cuenta "las cosas que ha dicho el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo", en alusión a la sentencia de mediados de marzo que da la razón a los dos jóvenes condenados por quemar una fotografía del Rey, alegando que el Tribunal Constitucional español vulneró su derecho a la libertad de expresión. Aunque no especifica el Defensor en qué exactamente debe tener en cuenta la Justicia española el dictamen de Estrasburgo.

Adscrito desde hace seis años como adjunto en la oficina del Defensor del Pueblo, Marugán es economista y tiene tras sí una dilatadísima carrera parlamentaria en las filas del PSOE. No ha tenido que mediar en las discusiones que en los últimos meses han salido a debate en torno a los límites de la libertad de expresión, especialmente en el campo artístico. Pero queda clara, tras estas declaraciones, su apuesta por tolerar lo que considera “mal gusto” en vez de ofrecer su respaldo a las decisiones judiciales, que consideran estas actuaciones una vulneración grave y peligrosa de los límites de la expresión libre y responsable en democracia.

Como se recordará, en febrero se generó polémica en la feria de ARCO por la decisión de la dirección de Ifema de retirar la obra de Santiago Sierra que retrataba a Junqueras y 'los Jordis' como "presos políticos".

De los “presos políticos” a las alabanzas de ETA

La obra retirada se componía de fotografías pixeladas de hasta 24 personas con una breve explicación de los motivos por los que habían sido encarcelados. Entre estos 'presos políticos' se encontraban los encarcelados Oriol Junqueras, presidente de ERC, y los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Ómnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cruixat, respectivamente. Además, se reconocían otros nombres como los del dirigente del SAT, Andrés Bódalo, o los titiriteros detenidos en 2016 por su obra La bruja y Don Cristóbal.

Finalmente, el artista -quien vendió su pieza por 96.000 euros con IVA al empresario Tatxo Benet- ha expuesto su obra en distintos lugares como el Museo de Lérida y ha defendido que "de lo que se trata es de que se liberen a los presos políticos de una maldita vez".

"El mal gusto no es delito", sino "mal gusto", estima Fernández Marugán ante los casos que en los últimos meses han vulnerado la libertad de expresión, según la Justicia

Otro ejemplo de estas últimas semanas es el que tiene que ver con la decisión del Juzgado número 7 de Collado Villalba de ejecutar a principios de marzo el secuestro del libro Fariña, de Ignacio Carretero, y la editorial, Libros del K.O., ordenando a la distribuidora y a la imprenta la paralización de su reproducción y distribución.

Con esta medida cautelar por la demanda presentada por el exalcalde de O Grove José Alfredo Bea Gondar, se paralizó "de forma inmediata" la reproducción y distribución de Fariña tanto a través de venta tradicional como venta digital. La primera edición de Fariña se publicó en septiembre de 2015, y hasta febrero de 2018 se habían publicado diez ediciones, con un volumen de ventas de más de 30.000 ejemplares.

A la espera de la sentencia para resolver esta decisión, se suma también que el próximo 19 de abril se ha fijado un acto de conciliación entre el narcotraficante Laureano Oubiña y la productora de la serie Fariña, con motivo de la rectificación que exige de una escena de la serie que emite Antena 3.

En música, el caso más reciente ha sido el del rapero Valtònyc, de quien el Tribunal Supremo confirmó en febrero la condena de tres años y medio de cárcel por injurias a la Corona. En la sentencia ratificada, por la cual el músico tendrá que ingresar en prisión, las canciones incluyen expresiones en apoyo y alabanza a las organizaciones terroristas Grapo, ETA, y a algunos de sus miembros, así como contra el titular de la Corona y sus familiares, y contra el presidente del Círculo Balear, Jorge Campos, contra quien se dirigieron las amenazas.