Errejón y Espinar, impartiendo lecciones sobre asignaturas que ellos catearon
Podemos se sirve de los dos dirigentes menos indicados para impartir lección éticas y estéticas. Recordamos el caso y replicamos a sus mensajes, que cantan por soleares mejor que Camarón.
Hoy pasa de nuevo por consulta don Íñigo Errejón, candidato in péctore de Podemos a la presidencia de la Comunidad por decisión de Pablo Iglesias que luego, como siempre, confirmarán las bases, esa leyenda urbana del partido morado que siempre acepta lo que quiere, piensa y dice el preclaro líder de la exuberante coleta.
El caso es que El Político de Edad Indeterminada más legendario de la historia ha entrado a saco con el 'Caso Máster' de Cristina Cifuentes, para pontificar al respecto del funcionamiento universitario, de los favores y, en fin, de los supuestos beneficios que la condición política haya podido procurarle a La Rubia en Apuros más célebre del momento.
Nos tuiteamos encima
Y una cosa es investigar hasta el final, como ha hecho Ciudadanos con razón, y otra convertir este episodio con dos versiones igual de veraces en una excusa para intentar lograr en los despachos lo que no se ha logrado en el campo, tal y como pretenden PSOE y Podemos, esa pinza que sostiene a Carmena pese a la retahíla de escándalos bastante más bochornosos que adornan al Ayuntamiento capitalino. Antes de seguir, esto es lo que dijo el Milhouse de Podemos:
Más allá de la retórica, lo sorprendente del tuit errejonista es que, ya de entrada, se escriba desde Bolivia, adonde El Intelectual del Pueblo se ha dirigido a impartir una de sus lecciones magistrales mientras, oh cielos, se desarrolla un acontecimiento política de magnitud en la misma región que aspira a gobernar algún día: tan importante no será la región si, en un día clave, nos vamos a hacer un bolo al otro lado del charco, estimada Señoría.
Pero lo gordo es verle a él, precisamente a él, pontificando sobre universidades. Porque, cabe recordar, don Íñigo fue inhabilitado en la Universidad de Málaga por ocupar a dedo una plaza concedida por un amigo, con una remuneración no muy alejada de los 2.000 eurazos mensuales a cambio de un trabajo presencial que jamás atendió.
¡Ay Málaga!
Lo de Cifuentes nos parecerá mal -para ella o para sus denunciantes- cuando la Universidad determine exactamente qué paso; pero lo de Errejón ya está mal sin necesidad de sustentar ese diagnóstico en manías u opiniones: su caso está cerrado, y demuestra el aprovechamiento que hizo de sus relaciones y amistades para lograr un beneficio más que cantoso.
¿Cómo con ese expediente le elige Podemos para atizar a Cifuentes? ¿No tenían otro? El remate a la torpeza vino de la mano de otro clásico, Ramón Espinar, el menos indicado igualmente para impartes lecciones de ética o de estética y, sin embargo, el escogido para apoyar una moción de censura contra el PP. ¿Un señor que especuló con una vivienda de protección, adjudicada a él en condiciones cuando menos opacas, para sacar un beneficio incompatible con su propio discurso sobre el urbanismo madrileño?
La autoridad moral es siempre una virtud subjetiva, aunque fácil de reconocer: la tiene Ángel Gabilondo para hablar de universidades, por ejemplo; pero carecen de ella de manera ostentosa quienes se han lucrado -sea o no ilegal- con comportamientos idénticos a los que denuncian. Este Lector Perplejo está curado de espanto de casi todo, pero aun le queda hueco al sonrojo. Hoy lo han cubierto Íñigo y Ramón, pero mañana, con seguridad, el depósito volverá a tener espacio y volverá a llenarse. C'est la vie.