El retorno del dragón
El momento es histórico independientemente de lo que pase en el campo. Es histórico aunque ni siquiera juegues. Va a ser la rueda de calentamiento más ovacionada de la historia del deporte.
Un diez de agosto del pasado año escribí lo siguiente: “si entrenas con la pasión y la intensidad de siempre, ¿qué puede ir mal? Vas a alucinar con la ovación de los que te queremos y los que desde ya estamos contando los días para volver a verte hacer perrerías en una cancha de baloncesto”. Hemos contado esos días: han sido doscientos cincuenta y ocho. Hemos seguido tu progresión y gracias a que has querido ir compartiendo cada pasito, te hemos sentido muy cerca. Has hecho lo que pedimos, entrenar muy duro para volver mejor que nunca. Has tenido paciencia, ya que seguro que en más de una ocasión te habría gustado arrancarte el chándal y salir a ganar esos partidos trabados que solo tú sabías desatrancar.
¿Y ahora qué? ¿Qué puede ir mal? Nada puede ir mal. El momento es histórico independientemente de lo que pase en el campo. Es histórico aunque ni siquiera juegues. Va a ser la rueda de calentamiento más ovacionada de la historia del deporte. Porque sí, ya sabe la gente que en la capital somos poco dados a golpear nuestras palmas o a desgarrar nuestras cuerdas, pero sí que tenemos un denominador común todos los aficionados madridistas: premiamos la entrega más que cualquier victoria, aplaudimos cada esfuerzo extra más que cualquier título. Y contigo nos vamos a volver locos. Te vamos a reventar los oídos, va a temblar el Palacio y vamos a correr serio peligro de ser detenidos por alteración del orden público.
Han pasado muchas cosas en estos ocho meses y pico. El equipo ha estado en cuadro, mucha gente dio la temporada por perdida en octubre, pero al final se tiró de oficio y calidad y salvamos el primer trimestre. Luego vino otro bajón, a la gente le costó entender que las lesiones hay que curarlas bien y en enero se volvió a dar la temporada por perdida, pero al final el equipo unió filas y conseguimos salvar los muebles. Mucha gente se conformaba ya con no hacer el ridículo, que con entrar en playoff, aunque fuera llorando, se conformaban, decían.
La Copa, bueno, ya sabes, tú estabas allí en primera fila y de buena gana habrías saltado a tirar el último triple y ya después…quizá habrías saltado para otra cosa. En Liga bien, entre cuatro o cinco victorias de ventaja con el segundo durante todo el año. Poca cosa para la gente, exigen más. Y en estas hemos llegado de hacer un partidazo en Atenas y ahora nos jugamos el billete a Belgrado entre el miércoles y el viernes. Que lo conseguimos, de puta madre y a tratar de hacer la machada. Que no, pues unos cuantos con dos dedos de frente valoraremos el esfuerzo de un equipo sensacional que nunca bajó los brazos.
Ahora bien, hablemos del miércoles. El partido es a las 18.45. No sé a qué hora tienes previsto salir pero prepárate porque unos cuantos locos hijos de puta vamos a estar ahí para gritar como posesos y alentarte en tu retorno. Han sido meses de oscuridad, meses de hibernación para ahora, por fin, resucitar de entre las eternas lluvias, saltar a la cancha y ponerte a echar fuego blanco por la puta boca. Tirarás ese muro emocional de los primeros miedos y a partir de ahí, todo un mundo bajo tus pies. Y detrás, nosotros. Seremos miles y estaremos empujando más que nunca.
Bienvenido de nuevo.