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El ‘pequeño Nicolás’, más diminuto que nunca

De supuesto ‘hombre fuerte’ para los servicios secretos y la Casa Real, el joven ha pasado a ser juguete roto ante la Justicia, pidiendo perdón por injuriar al CNI y a la Policía.

El ‘pequeño Nicolás’, más diminuto que nunca

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Más dura está siendo la caída para el ínclito ‘Pequeño Nicolas’, que de estrella mediática, aireando sus supuestos trabajos para el espionaje español, el Gobierno e incluso la Casa Real, ha pasado a ser un lastimoso juguete roto ante la Justicia. Así, Francisco Nicolás Gómez Iglesias ha pedido perdón ante el Juzgado de lo Penal número 16 de Madrid por injuriar a las instituciones españolas y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) después de que la Abogacía del Estado en su alegato final en el juicio que se celebra por un delito de calumnias exigiera respeto al trabajo que realiza la Policía Nacional y los servicios secretos españoles, cuyos funcionarios arriesgan su vida por defender a los españoles.

Se trata de la segunda ocasión que se celebra el juicio contra el 'pequeño Nicolás' por calumnias al CNI hace cuatro años en dos entrevistas, una de ellas al diario El Mundo y otra en un programa de Telecinco, en las que afirmó que su teléfono había sido pinchado de forma ilegal, al igual que le pasaba a otros españoles sin las garantías legales exigidas por la Ley.

Como se recordará, Gómez Iglesias (Madrid, 1994), apodado como “El pequeño Nicolás”, tomó notoriedad pública cuando fue detenido en octubre de 2014 acusado de falsedad documental, estafa en grado de tentativa y usurpación de funciones públicas y estado civil, además de ser imputado posteriormente por revelación de secretos, cohecho impropio, malversación de caudales públicos y tráfico de influencias, al hacerse pasar por agente de los servicios secretos españoles, así como intermediario y confidente del Gobierno e incluso de la Casa Real.

Francisco Nicolás presumía de contactos haciendo circular imágenes en las que aparecía junto a personalidades importantes de nuestro país. Ésta, correspondiente a una conferencia del expresidente Aznar en la que actuó de presentador, fue una de ellas.

Al parecer, el joven, estudiante de Derecho por aquel entonces, logró infiltrarse en las altas esferas del poder político y económico español, llegando incluso a afirmar que había trabajado como colaborador para el CNI y desfilar como invitado en el besamanos celebrado en el Palacio Real tras la proclamación de Felipe VI como rey.

En 2016, se le condenó a una multa de 4.330 euros por estas afirmaciones, pero la Audiencia Provincial de Madrid ordenó repetir el juicio al no haberse citado al excomisario Eugenio Pino, un testimonio que sus anteriores abogados consideraban clave para la defensa de su cliente. Sin embargo, su nueva letrada ha renunciado al mismo.

En su declaración, Francisco Nicolás se ha acogido a su derecho a no declarar, alegando que así se lo recomendaba su médico. Pero tras escuchar el contundente alegado del letrado de la Abogacía del Estado en defensa de trabajo de las instituciones españolas, el acusado ha querido agachar la cabeza y pedir perdón si alguna vez ha podido injuriar a algún organismo del Estado.

"Vengo de familia militar por parte de madre, y de rangos muy superiores en el Ministerio de Defensa. Me han inculcado el respeto a las instituciones y si alguna vez he dicho algo que haya podido injurias pido perdón y me retracto. Lo último que quisiera hacer es injuriar a los organismos españoles", ha dicho.

La realidad distorsionada

El juicio se ha reanudado después de que en la primera sesión celebrada el pasado 31 de enero la defensa del joven presentara un informe en el que alegaba trastornos mentales para reclamar su inimputabilidad ante la Justicia. Los peritos del Juzgado han determinado que sufre un trastorno mixto de personalidad narcisista de carácter grave, algo que a su juicio distorsiona la realidad y su capacidad de comprender los hechos que realiza.

"Tiene una percepción de la realidad distorsionada. La circunstancias y las personas que le rodeaban entonces agravaban ese trastorno. Su capacidad de valorar la realidad está muy limitada", ha afirmado uno de los médicos forenses, quien ha insistido en que tiene una necesidad "muy importante" de creerse más de lo que es.

Los peritos judiciales han dictaminado que sufre un trastorno de personalidad narcisista de carácter grave, lo que distorsiona la realidad y su capacidad de comprender los hechos que realiza

A pesar de la pericial, la fiscal ha mantenido su petición de multa de 5.400 euros al considerar que era consciente del delito que realizaba con las afirmaciones acerca de que el CNI pincha ilegalmente el teléfono a los españoles. A su juicio, el trastorno que sufre no le exime de responsabilidad penal. Por ello, ha reclamado una sentencia condenatoria.

Adhiriéndose al informe del fiscal, el abogado del Estado ha criticado que con sus manifestaciones quisiera vilipendiar los servicios secretos españoles y a la Policía Nacional recordando que el joven puso al comisario de la Policía Nacional Martín Blas en el centro de la supuesta trama que operaba en contra suyo.

Un espía en Gran Hermano Vip

"Lo que dijo tenía mucha relevancia. Suponía desconocer cómo se realizan las interceptaciones de las grabaciones telefónicas, algo que lo controla un magistrado del Tribunal Supremo. Todo lo que dijo este señor era mentira. Este tipo penal exige un respeto para quieres arriesgan su vida por los españoles", ha espetado.

Además, ha querido dejar claro que con sus injurias, Francisco Nicolás obtuvo un beneficio económico, y que pasó de ser un desconocido a una estrella que pudo participar en el programa Gran Hermano Vip donde ganó 228.571 euros. "No lo hizo de forma jocosa, sino con ánimo de lucro", ha denunciado.

Por ello, ha exigido al magistrado Juan Bautista que con su sentencia sea "contundente" para evitar que cualquier persona pueda hacerse famosa a consta de desacreditar a las instituciones del Estado.

Por su parte, la abogada del joven ha solicitado que se le exima de responsabilidad penal al considerar que se le tiene que aplican una eximente completa de enajenación penal, una trastorno que le alteró su capacidad de comprender la licitud de los hechos que realizaba.