Garrido, el "sucesor designado": amigos, enemigos y lo que le prepara Cs
El elegido para sustituir a Cifuentes es un fontanero eficaz, pragmático, de trato afable y con mucha mano izquierda, aunque no faltan en Génova 13 quienes no le quieren bien.
En ocasiones, la realidad se asemeja a la ficción. La política madrileña puede parecer una de esas series de televisión que avanza por capítulos hablando de poder, gestión pública, intrigas y segundas intenciones, tropiezos y triunfos, luchas fratricidas entre compañeros, y cuyo desenlace llegará únicamente al final de la temporada.
Ahora mismo, todos en Cs, empezando por Albert Rivera, están viendo Sucesor designado, la producción que parte de una sorpresa: por una inesperada circunstancia, el secretario de Urbanismo, Tom Kirkman, llega a la presidencia de los Estados Unidos, cargo que ni en sus más optimistas ambiciones había soñado ostentar.
Si a alguien se parece el protagonista es a Ángel Garrido, a la sazón próximo presidente de la Comunidad de Madrid. O eso mantiene el líder naranja, cuyo sí resultará imprescindible para la investidura. La nominación -por obra y gracia de Génova- no ha pillado por sorpresa a nadie y se le otorgaban todas las papeletas para ocupar el puesto.
El ascenso le llega a quien fuese hombre de confianza de Cristina Cifuentes tras una trayectoria pública que comenzó en 1995 cuando fue elegido concejal de Pinto. En las siguientes municipales saltó a Madrid, donde desarrolló su carrera política en las convocatorias de 2003, 2007 y 2011 bajo la batuta de Alberto Ruiz-Gallardón y de Ana Botella, aunque Garrido era conocido por su cercanía a Esperanza Aguirre.
Larga carrera
Sus responsabilidades en la Secretaría Ejecutiva de Política Regional del PP en la etapa 2004-2008 le llevaron a coincidir con Cifuentes. De ahí arranca una estrecha amistad, que desembocó con Garrido en la Asamblea de Madrid en 2015 y, al lado de la presidenta, al frente de la consejería de Presidencia y como portavoz del Gobierno.
Garrido, en segunda fila, detrás de Cobo, Botella y Gallardón
Cifuentes lo situó también a su diestra en el partido como secretario general. La tarea más dura de Garrido ha sido seguramente la de “apagafuegos”. A él le ha correspondido en numerosas ocasiones terciar en la “guerra” con el “socio” de gobierno, Ciudadanos, encabezado por Ignacio Aguado.
Mientras Cifuentes y Aguado apenas se molestaban en guardar las apariencias, Garrido hubo de templar más de una gaita. “Ha sido nuestro principal interlocutor. La relación con él siempre ha sido buena”, reconocen en el grupo naranja de la Asamblea de Madrid.
Ángel Garrido comenzó su carrera política como concejal en Pinto y ha hecho de apagafuegos con Cs
Fontanero eficaz, pragmático, de trato afable, con mucha mano izquierda aunque no pocos enemigos en la misma sede de Génova 13, gran apasionado de la lectura, “sufridor” rojiblanco de pro, aficionado a coleccionar primeras ediciones de Silvina Ocampo, amante de hacer rutas por la Sierra de Guadarrama junto a su perra “Trufa”, le corresponderá hasta las elecciones del próximo año intentar sacar al Gobierno regional del estado de shock en el que se encuentra después de la ruidosa salida de Cifuentes.
Será una sorpresa
Y habrá de hacerlo bregando contra numerosos elementos, empezando por una formación naranja que aspira a tenerlo asfixiado durante su andadura, en pos de sus particulares expectativas de voto. Y Ángel Garrido, el “sucesor designado”, lo sabe mejor que nadie. Este ex alumno del colegio Tajamar, seguramente hasta sorprenda.