Rosa Díez, flamante fichaje del PP al que hace nada ponía a escurrir
Los trinos del día, a veces melódicos y a veces rebuznos, abarcan todas las modalidades: unos irritan, otros indignan y otros divierten. Juntos, resumen la actualidad de una forma peculiar.
Rosa de España, ¿el retorno?
Nadie lo ha confirmado oficialmente, pero todo el mundo en microcosmos de Twitter lo da por hecho: la excandidata a secretario general del PSOE y fundadora de UPyD, Rosa Díez, se va al PP y será una de sus candidatas en las próximas Elecciones Europeas.
Sea o no cierto, el runrún recorre y corroe las autovías tuiteras como la pólvora, en desigual reparto de parabienes y críticas. La segunda Rosa más célebre de España, tras aquella que cantó el ya antedeliuviano 'Europe living a celebration', ni confirma ni rechaza, avalando los rumores y, por qué no decirlo, el despelleje:
Claro que su viejo amigo y sucesor Andrés Herzog parece haber zanjado el asunto con un mensaje críptico que puede valer para lo uno y lo contrario: "No cabe un tonto más en Twitter", ha soltado para auxiliar a su antigua jefa y para confirmar que las viejas costumbres de UPYD nunca mueren: el idiota, el bruto, el corrupto o el mediocre siempre es el otro.
Torra y Puigdemont, o Moreno y Macario
Suprema comparecencia de Torra y Puigdemont, salsa y perejil o viceversa de todas las salsas catalanas. Bajo el cielo de Berlín, como en la mítica película de Wim Wenders, ambos supremacistas han querido parecer Mozart y Salieri componiendo deliciosas sinfonías políticas, pero a tenor de la reacción en las redes sociales no han pasado, a duras penas, de Zipi y Zape, Epi y Blas o, el mejor de todos ellos, a José Luis Moreno y su célebre monigote Macario:
Con ese discurso tan de patio escolar de "agárrame que le pego", la pareja del Dirty Dancing político del momento ensució la inteligencia ajena al comparecer desde Alemania exigiendo a España que se rinda, poco menos, en atrabiliaria adaptación de lo que dicen ciertos ingleses cuando el Canal de la Mancha se anega de niebla y hasta el más pintado ve lo mismo que un gato de escayola: "El Continente está aislado".
Wolfe, lo que hay que tener
En tiempos de periodismo de mercadillo, de confusión entre razón y volumen y de trincheras cavadas con la pala de la ignorancia; la desaparición de Tom Wolfe a los 87 años entierra décadas de periodismo decente, atrevido y elegante como su autor; ese dandy de sombrero impecable y traje blanco impoluto que hizo arder en inmortal higuera todas las vanidades del mundo. Y la despedida fue reverencial y unánime, dos virtudes que raramente se concitan en Twitter:
Su última ironía es ciertamente divertida: el padre del nuevo periodismo, junto a Truman Capote, era un liberal de tomo y lomo que fustigaba a ese mismo tipo de izquierda populista que hoy, por ignorancia o pudor, le despide como si fuera Chomsky. Y él, como Siniestro, bailará sobre la tumba entre carcajadas reveladoras.