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Esta no es la clásica arenga de cara a una Final 4

Joder, me estoy leyendo a mí mismo y estoy rozando la depresión. Lo único que quiero transmitir es tranquilidad, que es lo que más se busca en estos momentos y en las piscinas de Teruel.

Desde 2012 no podemos hacer otra cosa que sentirnos orgullosos de ser aficionados de este equipo.

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Hace exactamente un año estaba en la misma posición, reflexionando sobre qué forma darle a mi habitual escrito previo a una gran cita del Real Madrid de baloncesto. Fui comprensivo con la dificultad de ganar al Fenerbahce en Estambul, pero a la vez les pedí, en imperativo, que ganaran el puto partido. No lo hicieron. No solo no lo hicieron sino que no tuvieron ni la más mínima opción.

Sé que alguno me leyó antes de aquella semifinal de 2017 al igual que sé que alguno ahora me estará leyendo mientras se juega el CSKA-Zalgiris. Es por ello que quiero que todo esto gire en torno a un concepto: fuera presión. Las euforias, si llegan, después de los partidos.

Y seguimos sin ser favoritos y sigue sin pasar nada

Dije allá por diciembre (y no faltaron los ofendiditos de la cofradía del Juanito Redentor) que no pasaba nada si este año el Real Madrid no es favorito para ganar la Euroliga. Y seguimos sin ser favoritos y sigue sin pasar nada. Después del año de lesiones, incertidumbres y salidas de jugadores solo faltaba que viniéramos nosotros, desde nuestro sofá de casa, a exigirles a estos tíos que, además de todo el esfuerzo que han hecho por llegar hasta aquí, ganen la Euroliga o si no será un fracaso. Eso no va a salir de mi boca.

La presión ha de ser para, por ejemplo, el CSKA, que es, con diferencia, el equipo más poderoso de Europa

La presión ha de ser para, por ejemplo, el CSKA, que es, con diferencia, el equipo más poderoso de Europa, que ha llegado a quince Final4 de las últimas dieciséis y de todas esas “solo” ha conseguido ganar en tres ocasiones y quizá les toque. Son un hueso muy duro. Los más duros. Y, además, tienen al mejor base de Europa. Un Sergio Rodríguez que no tendrá piedad con sus excompañeros. La presión también ha de ser para el Fenerbahce, que tienen un entrenador que siempre que llega a la Final 4 consigue ganarla más de un 50% de las veces. ¿No son unos datos brutales?

Si los árbitros no se dejan influenciar por el ambiente, los miedos y las presiones, puede que lleguemos igualados al final

¿Qué podemos hacer ante esto? Fácil. Ser el Real Madrid de los últimos tiempos: jugar alegre, pasarlo bien, hacerlo pasar bien, conseguir buenas posiciones para nuestros grandes tiradores, trabajar mucho, pelear bajo los tableros, defender a muerte, no dar un balón por perdido. Así, con suerte, si entran los tiros, si conseguimos anular a sus grandes jugadores, y si los árbitros no se dejan influenciar por el ambiente, los miedos y las presiones, puede que lleguemos igualados al final. Y ahí puede pasar cualquier cosa. Y cualquier cosa puede ser ganar. O puede ser perder.

Joder, me estoy leyendo y estoy rozando la depresión. Lo único que quiero transmitir es tranquilidad, que es lo que más se busca en estos momentos y en las piscinas de Teruel. Con presión añadida nadie consiguió grandes éxitos. La temporada de este equipo en Euroliga ha sido ya para mi antológica. En noviembre hubo quién dio el año por tirado a la basura, en diciembre se hablaba ya de que con entrar en el Top8 nos podíamos dar con un canto en los dientes, en febrero se pidió la cabeza del entrenador y se auguró un futuro muy negro, y cuando perdimos de 30 el primer partido de playoff por supuesto ya nada había que hacer, solo cerrar la sección y empezar a pensar en sacar un equipo de waterpolo o algo similar.

Aquí estamos. Un puto año más. En la Final 4. Entre los cuatro mejores equipos del continente

Y aquí estamos. Un puto año más. En la Final 4. Entre los cuatro mejores equipos del continente. Y van cinco desde que mi tocayo llegó al banquillo. Desde 2012 no podemos hacer otra cosa que sentirnos orgullosos de ser aficionados de este equipo. Y eso no va a cambiar pase lo que pase este fin de semana. ¿Que ganamos? Me cago en la hostia, ojalá. ¿Que perdemos? Damos la mano y el año que viene lo volvemos a intentar. No tiene mucho más misterio el deporte.