Una Policía para el siglo XXI: así funciona y así debería funcionar
El responsable de la plataforma 'Una Policía para el siglo XXI' comienza una serie reflexiva y llena de información sobre cómo debe organizarse el Cuerpo para atender los desafíos.
Por Samuel Vázquez (*)
¿Se imaginan un hospital donde el jefe de cirugía no hubiese operado nunca?, ¿Llevaría allí a sus hijos para una intervención? Pues en la policía española sí pueden imaginárselo, seguramente acertarán.
Nuestro modelo de búsqueda de mandos convierte las palabras mérito, capacidad y antigüedad en pura retórica, y lo abandona todo a estúpidos exámenes de memorización dónde se absorben y repiten miles de conceptos teóricos sin llegar ni siquiera a entenderlos.
Este modelo vacía de líderes nuestros cuerpos de seguridad y los llena de jefes dóciles que actúan al dictado del poder político. La primera pista que nos confirma la ausencia de liderazgo es la auténtica aversión que la mayoría de los integrantes de la cadena de mando tiene a la calle.
Nuestro modelo permite a un diplomado en magisterio por música pasar un examen genérico tipo test y acceder al cuerpo directamente
La calle tiene el poder de igualarnos a todos, el ciudadano no entiende de galones sobre el hombro, él sólo ve policías, así que en ese escenario la jerarquía no sirve de nada, sólo sirven la profesionalidad, la experiencia y la capacidad de resolver conflictos. Si no tienes nada de eso, da igual la categoría que ostentes, en la calle eres un don nadie, de ahí que la mayoría no se atrevan a salir.
Las pruebas
Nuestro modelo permite a un diplomado en magisterio por música pasar un examen genérico tipo test y otro de preguntas a desarrollar para acceder al cuerpo directamente en la escala ejecutiva, y después de un curso también genérico le considera apto para ser jefe de un grupo de policía científica, teniendo bajo sus órdenes a policías que llevan más de una década haciendo inspecciones oculares, alguien que no ha hecho nunca ninguna.
Como no sabe, su única labor será la de gestión, y esto es lo que son 9 de cada 10 mandos en nuestra policía, malos gestores, porque ni para eso tiene capacitación. Si pasa otro examen teórico más y luego acude a otro curso genérico, perfectamente puede ser jefe de brigada de policía judicial a pesar de no haber elaborado un atestado policial en su vida.
La gente no sabe en manos de quién estamos.
Un jefe cualquiera de extranjería puede no haber realizado un expediente de expulsión jamás, pero eso sí, empolló ocho horas diarias durante un año para poder responder preguntas tan esenciales para la realización de la función policial como:
De conformidad con el art.69 de la Constitución, corresponde a cada provincia no insular la elección para el senado de:
A- 2 senadores.
B- 3 senadores.
C- 4 senadores.
(Pregunta real examen escala ejecutiva año 2015)
Cercenados los procesos de liderazgo en el modelo vertical, lo siguiente es cortar de raíz también toda posibilidad de carrera horizontal, pues en ella sí aparecen líderes naturales, y ese tipo de policías aterran a una escala de mando que sería incapaz de confrontar sus argumentos, dándose un enfrentamiento entre jerarquía y razón que no están dispuestos a asumir.
La mediocridad tiene pánico al talento.
En la Policía de Nueva York un detective de primer grado que nunca se ha presentado a una fase de ascenso cobra lo mismo que un inspector jefe, el departamento valora así que encontrar a alguien que apruebe un examen teórico para supervisar una unidad es fácil, pero encontrar a alguien que lleve 20 años resolviendo atracos en el Bronx muy difícil.
Los cursos
Allí tienen otra ventaja, el principio de igualdad que sirve como estrategia de motivación se cumple al partir todos los policías desde la escala básica y la calle como radiopatrullas, a partir de ahí un escalafón que valora la antigüedad, el número de detenciones, de menciones especiales, de enfrentamientos armados, de auxilios humanitarios, etc. te convierte en detective.
Los únicos méritos que se valoran aquí son unos cursos que la división de formación siempre otorga a un número reducido de agentes y unas felicitaciones que no dependen muchas veces de tu valía personal sino del sitio donde trabajes.
En resumidas cuentas, los méritos no son tenidos en cuenta a la hora de ascender sencillamente porque la escala de mando que quieren nuestros políticos no debe ser meritoria, sino sumisa, la capacidad te la dan con un cursillo a distancia de diez meses en la Rey Juan Carlos que te convierte en Grado por arte de birlibirloque y la antigüedad no opera como método básico de selección.
Así nos va.
Desde Una Policía para el S.XXI defenderemos la entrada de todos los agentes por la escala básica y con primer destino la calle
La policial es una profesión eminentemente especializada y empírica, y esas dos palabras: especialización y experiencia, deben ser los pilares de los procesos de selección de líderes.
No vale pasar estúpidos exámenes de absorber y repetir o ser diplomado en magisterio para ser un mando policial, hay que tener un conocimiento especializado en materia criminal, y este conocimiento debe sumarse a la experiencia operativa de campo para logra ser un líder.
La base
Desde Una Policía para el S.XXI defenderemos la entrada de todos los agentes por la escala básica y con primer destino la calle, porque las casas se empiezan por lo cimientos.
Defenderemos también los ascensos por antigüedad en seguridad ciudadana pues es en esta área donde la experiencia cobra un sentido especial.
Una vez adquirida la experiencia operativa necesaria, propondremos la capacitación a través de los estudios de especialización pertinentes para acceder a unos grupos de investigación que deben ser de élite y pertenecientes a la escala ejecutiva.
Por último, la postrera etapa de la carrera profesional debe operar como descanso del guerrero en puestos de gestión sólo accesibles a partir de determinada edad.
A lo largo de una serie de artículos, empezando por éste, voy a desgranar un resumen de lo que será mi ponencia como Coordinador General de la plataforma Una Policía para el S.XXI en la Comisión que acaba de aprobar el Congreso de los Diputados para reformar el modelo policial, y a la que acudiré a propuesta del responsable de los temas de interior de Ciudadanos, Miguel Gutiérrez.
Estamos a punto de entrar en España en una nueva era delincuencial, en la que hace ya unos años entraron Francia, Bélgica o Gran Bretaña.
Lo que nos viene encima
Europa no aprende, y de esta manera mientras en ciudades como Nueva York delitos como los homicidios o las agresiones sexuales se redujeron en casi un ochenta por ciento en poco más de una década, en Londres por primera vez en la historia desde que hay estadísticas, en este primer trimestre del año ha habido más homicidios que en Nueva York.
O los políticos escuchan a los profesionales que saben de verdad de qué va esto, o a alguno le va a estallar la nueva realidad en la cara.
Trabajaremos sin descanso en la búsqueda de un nuevo modelo. Ha llegado el momento de dejar de quejarse en las puertas de las comisarías y pasar a la acción.