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El Corte Inglés, una empresa sistémica que necesita que su presidente deje paso

Es una de las grandes empresas de España y una referencia económica y sentimental del país. Por eso su presidente no puede ser un elemento de inestabilidad. Y lo está siendo ahora.

Dimas Gimeno, presidente sin poderes de El Corte Inglés

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El Corte Inglés es, junto a CaixaBank y Telefónica, una de las tres empresas españolas sistémicas de mayor éxito. Su aportación a la economía nacional es crucial en términos de creación de empleo, ingresos fiscales y una última variable que la hace única: es entre todas la que más y mejor mide el consumo interno, el dato clave para saber si la recuperación en España es real y a qué ritmo en concreto.

Además, y esto es complicado valorarlo a nivel económico, El Corte Inglés es la gran empresa en España en cuanto al cariño de la gente, que la siente como una parte más de todo aquello que crea el sentimiento del país. Sin duda: es un termómetro nacional, amén de un emblema alojado en la memoria afectiva de generaciones de españoles, que siempre vieron proyectada en la marca que capitaneó hasta 2014 don Isidoro Álvarez la mejor versión de nosotros mismos.

No son ellas contra él; sino la mayoría absoluta del propio Consejo, sus principales accionistas y los ejecutivos de toda la vida quienes quieren relevarle ya mismo del puesto

Todo eso hace aún más inconcebible la zozobra interna que sufre, la lucha por el control que la amenaza y la aparatosa estrategia de derribo encabezada, nada menos, por su propio presidente. Lo de Dimas Gimeno, sobrino del fallecido patriarca, se estudiará algún día en las escuelas de negocios como ejemplo de lo que no se debe hacer al frente de una compañía que, pese a ello, sigue robusta, en crecimiento y con cifras para salir a Bolsa con todas las papeletas del éxito.

Es insólito que el personalismo de un ejecutivo llegue a empañar la imagen y los planes de una firma cuya salud y planes ocupan incluso el tiempo de La Moncloa. "Yo estoy con El Corte Inglés", ha dicho el mismísimo Mariano Rajoy en gallego cuando le han preguntado en su círculo más cercano por una crisis que ya se ha hecho pública y enfrenta a Gimeno con sus primas, las hijas de Isidoro Álvarez.

Juego de tronos, no

Quería decir el presidente del Gobierno que con quien él está es con la marca, desechando así, con esa sutileza tan característica de la tierra de Breogán, la idea de que apoya a Dimas Gimeno, tal y como éste probablemente difunde allá donde le quieren escuchar.

Pero no, casi nadie le respalda. Lo cierto es que su intento de presentarse como garantía de estabilidad de El Corte Inglés frente a una supuesta conjura de sus primas, dos hermanas con el apellido Álvarez desde que don Isidoro se casara con María Jose Guil y adoptara a sus hijas, encalla en los acantilados de la realidad.

No son ellas contra él, sino la mayoría absoluta del propio Consejo, sus principales accionistas y los ejecutivos de toda la vida de la compañía quienes quieren relevarle ya mismo de un puesto que ha convertido en una atalaya personal sin que se sepa bien para qué.

En comparación televisiva, si la disputa en El Corte Inglés fuera 'Juego de tronos', Dimas sería elrey Joffrey, ese monarca antipático, caprichoso y no demasiado preparado que quiere conservar la corona a toda costa aunque nadie en el reino le quiera.

Abruma juntar en una secuencia de lectura rápida la cantidad y cualidad de los apoyos perdidos por el 'rey' Dimas. Entre los accionistas, la Fundación Ramón Areces (37,39%), IASA (el 22,18%), la Corporación Ceslar (que tiene el 9% y fue expulsada del Consejo en 2015), Cartera Mancor y el inversor catarí, una referencia en otra marca tan célebre como Harrods.

El cansancio de los accionistas

Y lo mismo entre los ejecutivos, que observan cómo Dimas conduce a su querida compañía hasta el borde del precipicio: Juan Hermoso y Leopoldo del Nogal, consejeros hasta hace unos meses, que abandonaron la empresa por decisión propia al no ver cumplidas sus expectativas con Dimas Gimeno; Florencio Lasaga y Carlos Martínez-Echavarría, que han dejado de apoyarle tras comprobar cómo ha cambiado su línea poniendo en peligro la reputación de El Corte Inglés; Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa, actuales consejeros delegados, que han visto cómo los planes de negocio de Gimeno no se corresponden con la realidad del mercado.

Las hermanas Álvarez, entre Dimas Gimeno (izqda) y Florencio Lasaga

Para entender todas estas significativas pérdidas de apoyos, que despejan cualquier duda sobre esa curiosa tendencia de Dimas Gimeno a explicar su caída en desgracia como una sórdida conjura de sus primas para acceder al poder, basta con repasar la ristra de decisiones contra El Corte Inglés salidas, para sorpresa general, de la misma mano de su presidente. ¡Extraña política de deslealtad contra el legado de Isidoro Álvarez! Una política que no dudó en emplear dudosas campañas mediáticas que, a juicio de la gente de siempre de la empresa, perjudican a la compañía que preside.

El Corte Inglés es un icono de España que factura 15.000 millones y da empleo a decenas de miles de personas

Así las cosas, el pasado mes de octubre Dimas Gimeno fue destituido de sus funciones ejecutivas por unanimidad del Consejo. En esa fecha se decidió retirarle todas las funciones ejecutivas y que estas pasaran a manos de dos nuevos consejeros delegados: Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa. Ese paso del Consejo de El Corte Inglés no ha podido ser asumido por Gimeno, quien desde entonces ha dedicado todo su tiempo y esfuerzo a recuperar sus antiguas facultades, con lo que esto conlleva y perjudica el desempeño normal de la gestión de la compañía.

No estamos hablando, pues, de una pugna personalista más. En absoluto. Hablamos de la resistencia de El Corte Inglés de siempre a dejarse arrastrar por las estrambóticas intenciones y las ansias personalistas de un presidente que moviliza incluso a su propia madre, hermana de Isidoro Álvarez, en una extravagante entrevista, para prolongar una batalla absurda que juega con el prestigio de un icono nacional.

Gestionar el legado

El Corte Inglés facturó más de 15.000 millones de euros en su último ejercicio cerrado, una tendencia ascendente como todas las de un grupo que emplea a 100.000 personas de manera directa y cuenta por miles sus proveedores y por millones sus clientes. De todo eso ha de ser consciente su actual presidente si de verdad quiere una marca tan poderosa. Dejar que las hermanas Álvarez y uno de los equipos directivos más punteros y profesionales de España prosigan con su tarea sería, para Dimas Gimeno, una buena manera de honrar esos colores verdes que sin duda siente con fidelidad. Aunque su obcecación personal, ahora mismo, le haga contemplar el panorama de una manera distorsionada.