La trama del PSOE: 30 causas, 600 imputados y 4.000 millones bajo sospecha
Mientras Sánchez apela a la "ética" para intentar asaltar la Moncloa, su partido protagoniza el mayor escándalo de corrupción de la historia de España con unas cifras de vértigo.
El juicio de los EREs en Andalucía está siendo, en la misma línea que la ingente instrucción previa, una exhibición casi impúdica de todos los males de un régimen clientelar que se ha perpetuado en aquella tierra, a base de dinero público, con el PSOE al frente y los responsables del mismo elevados a presidentes del conjunto nacional de la organización.
Esto último es importante. Manuel Chaves y José Antonio Griñán no sólo fueron titulares de la presidencia autonómica de la región más grande de España; también encabezaron a su partido en todo el país, lo que le confiere a éste una responsabilidad total en el escándalo: si a Rajoy se le ha señalado por la trama Gürtel, sin estar ni siquiera imputado y con una sentencia que recalca que ni conoció ni consintió la vergonzosa corrupción en su partido; ¿qué tendrá que hacer Pedro Sánchez y la cúpula socialista cuando empiecen a caer las condenas por la participación o incluso el liderazgo de algunos de sus referentes en este deleznable montaje?
Las tramas andaluzas suman unas cifras sin parangón y obligan a todo el PSOE a explicarse con detalles
La sombra de la corrupción en Andalucía es larga en el tiempo, enorme en la cuantía, evidente en el impacto y masiva en los afectados: hay treinta procedimientos judiciales abiertos; 4.000 millones de euros bajo sospecha y casi 600 imputados. No hay un caso similar en España y probablemente no lo haya nunca en el que una trama delictiva haya actuado desde las instituciones con el conocimiento y la participación de éstas, tal y como parece evidente en el caso que nos ocupa.
Un testimonio definitivo
Junto a las incontables pruebas y diligencias practicadas que, sólo en el caso de los EREs, atestiguan un desvío de más de 850 millones y tienen a 270 personas imputadas, un testimonio relevante ofrecido ante el Tribunal ha terminado por despejar las dudas que, a pesar de todo, alguien pudiera albergar: la asesora María José Rofa, gestora de los fondos hasta 2011, desveló ayer en el juzgado que todos estos manejos eran conocidos por Chaves y Griñán.
La magnitud del escándalo sólo es comparable con la dimensión del daño provocado por un régimen clientelar que, mientras practicaba el paternalismo con dinero de todos y se garantizaba una fidelidad al poder de casi todos, condenaba a Andalucía a las peores cifras de desempleo juvenil de toda Europa y la sumía, en general, en un atraso educativo y económico indigno del potencial que atesora.
Que Sánchez imparta clases de ética mientras mira para otro lado en Andalucía destapa que sólo le importa el poder
¿Hay que creer que Ferraz nunca fue consciente? ¿O al contrario el poderío del PSOE andaluz, con estos tejemenajes, explica que también ocuparan las máximas responsabilidades en la organización nacional? O dicho de otro, ¿no fue precisamente ese nepotismo, delictivo según las acusaciones, lo que elevó al máximo nivel a los hoy encausados?
Que en ese contexto Sánchez se permita presentar una moción de censura absurda e inviable apelando a la "ética", es simplemente inaceptable. Y que lo haga contando, como única opción, con los votos de partidos que combinan presuntos delitos contra la Constitución con causas penales por corrupción, caso de la antigua Convergencia, alcanza la categoría del cinismo más absoluto.
El cinismo de Sánchez
Si a Sánchez le preocupa de verdad la corrupción, un cáncer de la democracia que felizmente extirpan los jueces, tiene en Andalucía un inmejorable escenario para exhibir esos principios y poner en práctica sus medidas. Porque si alguien ha dopado las Elecciones captando voluntades masivamente, es el PSOE andaluz, referente y líder del PSOE en toda España.