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Podemos inicia su asfixia al PSOE apenas unas horas después de la investidura

En solo 24 horas Sánchez ya ha comprobado la endeblez de su presidencia: Iglesias ya le ha pasado factura y el soberanismo no renuncia a su hoja de ruta unilateral.

Podemos inicia su asfixia al PSOE apenas unas horas después de la investidura

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Como era de prever, Podemos no ha tardado ni un día en intentar ponerle deberes al nuevo presidente del Gobierno, por dos razones poderosas: de un lado, para hacerle pagar la factura que comporta haberle aupado a la presidencia; de otro, presionarle para anotarse sus éxitos o culparle de los fracasos, en clara estrategia electoral que va a durar lo que perdure el propio Ejecutivo.

A Podemos no le interesa que funcione bien el Gobierno, pues eso le alejaría definitivamente de la difícil posibilidad ya de empatar o incluso adelantar a los socialistas: en la medida en que Sánchez lo haga bien, algo que todo ciudadano ha de desear por interés propio piense lo que piense de la burda censura a Rajoy; el partido de Pablo Iglesias se empequeñecerá y el PSOE, por contra, crecerá exponencialmente.

A Podemos no le interesa que funcione bien el Gobierno, pues eso le alejaría de la posibilidad de adelantar al PSOE

La insistencia en entrar en el Consejo de Ministros obedece a la misma razón, pero en sentido contrario: apuntarse los eventuales logros de cara a una cita electoral que no puede demorarse mucho más allá de otoño por respeto a los ciudadanos. Y la negativa del PSOE a aceptar esa propuesta envenenada responde al mismo razonamiento, pero en sentido contrario: no darle ningún mérito a su principal adversario electoral por mucho que ahora se entiendan.

Un cúmulo de dificultades

Porque si el Gobierno es débil por el escaso grupo parlamentario que lo sostiene -no existe precedente en Europa de un Ejecutivo con 53 escaños menos que el ganador, enviado a la oposición- y la naturaleza de sus apoyos más decisivos -todo el independentismo en pleno desafío-, también lo es por la rivalidad que mantiene con el segundo grupo más numeroso de una alianza más sustentada en el rechazo al PP que en las coincidencias y complicidades.

Podemos no tardó nada en exigirle al PSOE sus dos primeros compromisos: actualizar para siempre las pensiones con arreglo al IPC y gasta 1.500 millones de euros anuales en igualar las bajas de paternidad con las de maternidad. Se trata obviamente de dos ideas destinadas a poner en aprietos el Ejecutivo para mantener, desde la formación morada, la bandera "social".

La dificultad para Sánchez se completa con un PP indignado y el soberanismo anunciando que no renuncia a la unilateralidad

Y como proponer sin tener en cuenta los recursos, la deuda y el déficit es fácil si no se gobierna, Podemos lo hace, en la misma línea demagógica que le hizo seducir a cinco millones de votantes en los últimos comicios.

El aprieto para Sánchez no es menor, y coincide con un mensaje terrible de la Generalitat, que mantiene su hoja de ruta por la independencia unilateral, que completa el paisaje infernal en el que el nuevo Ejecutivo va a tener que bandearse como pueda.

La única salida

Y ahí no terminan los problemas: con un PP legítimamente indignado y dispuesto a hacer oposición, un Congreso fragmentado y un Senado dominado por los populares con mayoría absoluta; el calvario del nuevo presidente está garantizando.

Y aunque el interés general obliga a pedirles a todos sentido común, Sánchez no puede esperar la ayuda y comprensión que él tuvo cuando, con una carambola, vio su oportunidad de llegar a La Moncloa. Si el bloque perdura y se hace endémico, su única salida será convocar a los españoles a las urnas y que ellos decidan. Que es lo suyo.