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El día que Aznar trató peor a Rajoy que Pablo Iglesias

Los trinos del día, a veces melódicos y a veces rebuznos, abarcan todas las modalidades: unos irritan, otros indignan y otros divierten. Juntos, resumen la actualidad de una forma peculiar.

El día que Aznar trató peor a Rajoy que Pablo Iglesias

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Rajoy ya casi es exRajoy, en un país ciertamente curioso en el que se va un presidente invicto y acaba de llegar uno que ha conducido a su partido a sus dos mayores derrotas históricas en las urnas. El adiós controlado del líder del PP le quita buena parte del argumentario a sus rivales, que ya desde el poder y sin su bestia negra van a tener más difícil vivir del cuento. En la despedida sus rivales de siempre se comportaron como siempre, con poca elegancia y bastante rencor, aunque hubo curiosas excepciones como la de Pablo Iglesias:

Mientras, se habla en cada esquina de los sucesores de Rajoy, con Feijóo a la cabeza de todas las quinielas y Cospedal muy cerca tal vez en la misma secretaría general que ahora ocupa, pero el primero en salir a la palestra ha sido Aznar, a quien en el actual PP parecen repudiar más que a los mismísimos Sánchez o Rivera. Y no sólo en Génova: ahí fuera, sigue siendo uno de los tipos más detestados por quienes, tal vez, nunca le votaron:

Lo cierto es que Aznar eligió el día de la despedida de Rajoy para ofrecerse a revitalizar el centroderecha en España, un gesto unánimemente interpretado como un soberano varapalo a su sucesor que ha soliviantado más a los cuadros del PP que a los de Podemos. Y lo cierto es que, aunque sus palabras resulten torpes en estos momentos, no equivalían a querer volver a la primera línea y mucho menos al liderazgo de nada.

Porque no podría, desde luego, pero también porque no quiere: "Desde mi actual posición", recalcó el también expresidente. Esto es, desde la presidencia de FAES. Ocurre que los cables a veces valen para conectar y otras, simplemente, para asfixiar.

Para terminar el 'Día D' del PP, un nombre tras los dos anteriores: Alberto Núñez Feijóo. Es el único dirigente popular con mayoría absoluta en su terreno y no suscita rechazo en ninguna de las familias populares, que ahora se enfrentan, no obstante, a un concilio vaticano para elegir Papa en el que puede pasar de todo. Aunque la cosa empieza con humor:

Si hubiera que hacer una apuesta, el presidente de la Xunta tendría casi todas las papeletas: de gallego a gallego, ambos altos y con gafas, con una diferencia de edad no tan apreciable y una ventaja para el presidente autonómico: no está achicharrado por nada, por mucho que recuerden sus fotos casi juveniles con un indeseable que luego, con el tiempo, se convirtió en narcotraficante 'ilustre'. Si eso es todo...