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El caso del niño y la tirolina: es acoso y tortura

El caso ha dado la vuelta al mundo, con detractores claros pero, también, con apoyos meridianos. ¿Se puede tolerar un comportamiento así del monitor o tiene consecuencias?

El caso del niño y la tirolina: es acoso y tortura

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La verdad me ha asombrado una actuación de un monitor asustando a un menor antes de tirarse en tirolina. Afirmaciones hablando de la caída de otros niños pero que "no todos han muerto" más bien parecen de película de terror; muy alejadas de lo educacional y del trato y respeto que merece un menor.

Eso es torturar y un rasgo de sadismo cuando deberían existir palabras amables, alejadas de inspirar miedo o temor, transmitir confianza, además de dar instrucciones en caso de algún peligro. A un campamento van a divertirse, no a sufrir.

Las afirmaciones son desafortunadas y prosiguen afirmando que si se rompe la cuerda y se cae y que el casco es malo, de plástico. El niño casi llorando diciendo que lo estaba asustando. Pero el monitor seguía preguntando si era hijo único y si sabía rezar.

Pánico inducido

Parecen desconocer lo que son los ataques de pánico, con los síntomas de sudoración, mareo, hiperventilación, tan desaconsejable en estas situaciones. He vivido la situación de una menor a la que asustaron al subir a unas barcas que subían a lo alto. La menor se tiró de la barca en marcha pero pudo salvar su vida.



Además, tras los hechos, hemos visto al supuesto monitor en Tele 5 sin arrepentirse, sino justificando lo que se ve como burla y acoso a un menor. Supuestas madres que más bien parecen gente contratada o amigas justificando y aplaudiendo semejantes actitudes. Uno se pregunta qué clase de padres, que deberían de proteger y cuidar a sus hijos, aplauden la burla de un monitor a un menor; mofándose y riéndose cuando hace pucheros.

La altanería de este personaje sigue cuando dice los topes sólo los ponen los padres y él. No valen de nada campañas contra el acoso escolar y protección al menor cuando estos hechos suceden. Reprochables totalmente, antipedagógicos e inhumanos; propios más de campos de concentración y de personas con anomalías en su personalidad que necesitan humillar para subir su autoestima y acaso con muchos traumas no resueltos en su pasado.

Psicopatía

Un menor es sagrado y no admite estos actos denigrantes de su integridad como ser humano. Quien lo justifica y no ve el daño en sus acciones sino en los demás quizás tenga un rasgo psicopático de personalidad. No es culpable quien alarma de estas prácticas bochornosas sino quien las practica. Es clarísimo.