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Casado, un gran líder con la tarea de replicar el relato que se impone en España

Su merecida victoria le coloca antes dos grandes responsabilidades: derrotar la posverdad política que reina en España y coser un partido decisivo herido por su desalojo y el pulso interno.

Casado, un gran líder con la tarea de replicar el relato que se impone en España

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La victoria de Pablo Casado y su designación como presidente del PP resucita al partido como gran protagonista político de la vida española tras dos meses traumáticos que comenzaron con el desalojo de Rajoy de La Moncloa, mediante una moción de censura tan legal como ilegítima por la naturaleza de los socios de Sánchez y los resultados de éste en sendas Elecciones Generales; y concluyeron con el ensimismamiento de la formación en un proceso interno ya concluido.

Urge que el PP vuelva al primera plano tras dos meses 'desaparecido' por su desalojo y un largo proceso interno

El éxito de Casado es incuestionable, y refleja la apuesta de la militancia del PP por un tiempo nuevo en el que, pese al aprecio por el legado y la sensación generalizada de atraco por la moción, no podían estar al frente los protagonistas de la etapa anterior. El intento de Soraya Sáez de Santamaría por suceder a Rajoy tenía lógica y desde luego opciones, pero difícilmente hubiera gozado de la capacidad reactiva que Casado representa.

Joven, preparado y experto; el nuevo líder encarna el deseo del PP por reencontrarse con los valores que le hacen ganador, por actualizar algunas de sus propuestas y, sobre todo, por luchar por un relato alternativo propio que se oponga, sin ambages, al que ahora mismo es hegemónico: una mezcla de posverdad sanchista, delirio nacionalista y demagogia populista que no se puede replicar exclusivamente con gestión y que se difunde, de manera masiva, a través de unos medios de comunicación volcados de manera casi unánime en proyectar esos discursos.

El PP se ha dado la mejor oportunidad a sí mismo al elegir a un líder con capacidad para frenar la mezcla de populismo y nacionalismo reinante

Casado tiene ante sí la doble tarea de oponerse a esa corriente y, a la vez, cohesionar a un partido que se ha descosido con la pérdida del poder y el enfrentamiento interno. Son dos responsabilidades que ha de acometer a la vez y además con urgencia, pues de ello depende que el PP recupere el pulso y, sobre todo, que España disponga de una herramienta útil para oponerse a los desvaríos políticos que cada día padece, fruto de la debilidad de un Gobierno deudor del independentismo y atenazado por su ínfimo poder parlamentario. El nuevo presidente popular reúne las condiciones, sin duda, para acometer esa tarea.