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El juez que cerca a Puigdemont se cansa de las críticas a la Justicia española

Por sus manos y entre fuertes presiones ha pasado toda la causa judicial contra el independentismo. El juez Llarena ha hecho su trabajo sin alzar la voz, pero ahora al fin habla.

El juez Llarena

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Seguramente es el juez más admirado y detestado a la vez, según dónde se pregunte. Un héroe para quienes defienden la Constitución; un villano para quienes se sumergen en las borrosas tinieblas del separatismo. El juez Pablo Llarena instruye desde el Supremo las causas contra los políticos catalanes presos por delitos de rebelión, entre otros, y paga por ello un alto precio personal saldado con amenazas, escoltas y reiteradas acusaciones.

Pero ha hablado, algo poco habitual en él frente a los hábitos de los llamados jueces estrella, y lo ha hecho con la misma claridad y contundencia que destilan sus ya célebres autos, un compendio de precisión que desmonta a menudo toda crítica.

Así, el magistrado del Tribunal Supremo que investiga los hechos relacionados con la deriva independentista en Cataluña, Pablo Llarena, ha negado este martes "categóricamente" que exista una Justicia politizada en España y ha calificado de "injustas" las conclusiones sobre una politización en la carrera judicial.

Así se ha expresado el magistrado del alto tribunal durante su participación en la mesa redonda 'Pasado y presente del asociacionismo judicial' de los cursos de verano de El Escorial, donde ha insistido en que "jamás" ha visto a los jueces trabajar comprometidos en su independencia.

Llarena ha recordado que durante su etapa como presidente de la Audiencia Provincial de Barcelona no solo no le preguntaron por su ideología política sino que tampoco ha influido en el trabajo de sus compañeros de profesión. "A ninguno se le ha dado indicaciones sobre cómo tiene que hacer su mandato", ha dicho el magistrado que ha procesado a 25 personas en la causa del 'procés' por los delitos de rebelión, sedición y malversación de caudales públicos.

"Ya he terminado"

Preguntado durante la mesa redonda por esta causa, el magistrado ha respondido que se trata de un procedimiento que ya no está en sus manos en tanto él ha terminado la instrucción del mismo y que ahora es la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo la encargada de reflexionar sobre el material que aporten acusaciones y defensas y llegar a la "conclusión" que estimen oportuna.

Su vida por el procés

No hace muchos meses, en abril en concreto, la esposa de Pablo Llarena también habló en público, y lo hizo para revelar la vida que llevaba el matrimonio en el asfixiante microclima separatista., resumido en las pintadas intimidades (imagen superior) que les hicieron frente a su domicilio personal.

Un calvario en toda regla. Una intensa campaña de acoso y amenazas que la obligan a caminar con mucha preocupación por las calles de Cataluña. Ése es el paisaje que describió la presidenta de la Escuela Judicial de Cataluña, Gemma Espinosa, mujer del magistrado, en una entrevista en Herrera en Cope.

Espinosa desveló que "ahora no" va tranquila por la calle, ya que ella y su marido, el magistrado del Tribunal Supremo que instruye la causa por el procès, Pablo Llarena, se han visto obligados a llevar escolta en Barcelona, donde residen.

En la entrevista, Espinosa respondía así a la pregunta directa de si transitaba tranquila por las calles: "No, ahora no, porque la verdad es que ahora tenemos escolta y protección, pero creo que esto va a durar muy poco, que la gente va a reflexionar y van a volver las cosas a la normalidad".

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