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Manteros, otra consecuencia ruinosa de la política populista de Carmena y Colau

Las dos alcaldesas han alimentado o ignorado un negocio ilegal que perjudica a los comerciantes y alimenta a las mafias, sin que nadie en el Gobierno ponga un poco de cordura.

Manteros, otra consecuencia ruinosa de la política populista de Carmena y Colau

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Las alcaldesas de Madrid y de Barcelona, Carmen Carmena y Ada Colau, son responsables directas del conflicto con los llamados manteros que ya ha provocado disturbios, con heridos graves incluidos, especialmente en la capital catalana.

Llevadas por un absurdo ego seudohumanitario, han provocado una avalancha de vendedores ilegales que, en plena vía pública, han desarrollado con impunidad, cuando no con la complicidad de ambos Ayuntamientos, una actividad que genera enormes perjuicios al comercio circundante y alimenta probablemente la extensión de las mafias que están en el origen de la cadena.

Carmena y Colau creen tener el monopolio de los buenos sentimientos, pero luego pasan la factura a los demás

Colau ha llegado a dar órdenes concretas de no perseguir el Top manta en el Metro barcelonés e, incluso, ha reclamado que el Estado asuma una especie de contratos temporales para legalizar lo que simplemente no es legalizable.

Desde Lavapiés

Y Carmena se ha dedicado, desde el comienzo de su legislatura, a mirar para otro lado, cuando no a callar cuando concejales de su Gobierno municipal han llegado a convertir en represión policial la muerte accidental de un inmigrante en Lavapiés, zona crítica de este negocio.

Es imposible no sentir lástima por los manteros, pero es inadmisible que ese sentimiento tan humanitario se transforme en impunidad y se le haga pagar la factura a quienes, con enorme esfuerzo, mantienen sus establecimientos abiertos en unas condiciones fiscales, económicas y legales que hacen imposible resistir la competencia desleal e ilegal de este gremio.

Tal vez a Carmena y Colau los comerciantes de siempre les parezcan insignificantes y poco dignos de atención, pero la realidad es que se merecen todo el respaldo y desde luego la protección jurídica que acompaña a la asunción de una multiplicidad de obligaciones por su parte.

Los comerciantes merecen un amparo que no tienen ante una competencia desleal e ilegal que arruina sus negocios

Dejarles abandonados, y consentir la proliferación de manteros en cada esquina, es una flagrante irresponsabilidad que carmen y Colau cometen impulsadas por unos sentimientos que, al parecer, creen tener solo ellas, aunque el coste se lo carguen a todos los demás.

¿Y el Gobierno?

La crisis de los manteros es una rotunda manifestación de los problemas que produce transformar la gestión de la inmigración en un asunto emocional, válido en exclusiva para que ciertos políticos de brinden a sí mismo autohomenajes que, una vez disipados, producen efectos perniciosos a todos los demás: desde luego a los ciudadanos a los que se deben, pero también a los propios inmigrantes a los que dicen ayudar. Un desastre absoluto, en fin, frente al que Gobierno tampoco responde.