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El problema de Pedro Sánchez con la prostitución

La legalización en el BOE de un 'sindicato de putas' pone en combustión a La Moncloa y moviliza al presidente para enmendar el error, con temor a que resurja una vieja historia personal.

Sánchez y su esposa, hija del expropietario de saunas sexuales

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La historia tiene su miga y ha hecho sonar todas las alarmas en Moncloa, donde se dice que aún resuenan las voces de indignación por la memorable metedura de pata que, por acción u omisión, alguien ha cometido a cuenta de un tema especialmente sensible para el Ejecutivo que ha dejado a Pedro Sánchez, literal y castizamente, como Cagancho en Almagro.

La cosa fue así: el pasado 4 de agosto el BOE publicó -y legalizó por tanto- la creación de la Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS), una especie de 'Sindicato de Putas' impulsado desde Barcelona cuya cabeza visible es una célebre escort de la Ciudad Condal conocida artísticamente como Paula Vip y apellidada, en realidad, como cierto ministro de Exteriores actual con el que no mantiene lazo familiar alguno.

La legalización de un 'sindicato de putas' resucita de paso la historia de las saunas del suegro de Sánchez

La cosa es que OTRAS, muy ligada a su vez a una asociación denominada Aprosex célebre por dar talleres de prostitución en Barcelona desde hace años, logró el visto bueno del ministerio de Trabajo de Magdalena Valerio para legalizar su existencia, en contra del discurso oficial de Sánchez contra una actividad alegal detestada y perseguida por el conjunto del movimiento feminista.

Imaginen el bochorno, y la indignación, al enterarse media España de que el mismo Gobierno que elevó a categoría de ministerio la Igualdad y puso al frente a la vicepresidenta Carmen Calvo, aprobaba a la vez el nacimiento de una UGT de meretrices cuyos promotores dan cursillos desde hace diez años titulados Prostitución: nociones básicas para la profesionalización donde se enseña a las novatas los trucos del oficio más antiguo del mundo.

A la propia OTRAS le pilló por sorpresa su legalización, que ha provocado un monumental cabreo del presidente con la ministra Valerio y ha dejado en pelotas a la propia Calvo, que ni se enteró primero del asunto ni, a continuación, reaccionó con rapidez: se limitó a pedir información, extrañada por la publicación del BOE pero sin poner el grito en el cielo hasta que su jefe lo hizo por ella. Y ha tenido que ser Sánchez quien asuma en primera persona la rectificación, vía tuit público.

Y es aquí donde comienza el segundo problema, pues a Sánchez le consta que esta historia puede volver a poner de actualidad otra que le toca personalmente: su propio suegro, el padre de su esposa Begoña Gómez, fue propietario de al menos dos saunas gay en Madrid hasta 2012, un escabroso dato que llegó a utilizarse como artillería interna en el tenso proceso de primarias que le midió con Susana Díaz.

Teniendo en cuenta que el adelanto del programa del PSOE de 2015 ya incluía la ilegalización y persecución de la prostitución, que dentro de su propia familia haya habido gente que se forrara con ella, no parecía un buen precedente para ganar autoridad en la materia, tal y como ahora refresca el chusco episodio de OTRAS.

Y es que el suegro, de nombre Sabiniano Gómez Serrano, se lucró y de qué manera con sendos prostíbulos transversales que, presentados bajo el eufemístico cartel de 'sauna', se dedicaban a al explotación homosexual de hombres para satisfacer lo impulsos de otro varones con pocos escrúpulos, según la teoría del PSOE.

Una situación delicada

Teniendo en cuenta que Sánchez predicaba ya por entonces su disposición enérgica a perseguir penalmente incluso a los clientes de locales de alterne, la doble escena que ahora padece no le deja en muy buen lugar: mientras defendía una cosa, en su propia casa se ganaba dinero con ella (con episodios luctuosos como la muerte de un electricista de la que hicieron responsable civil subsidiario al jefe) y, cuando ha podido hacerla, lo que ha ocurrido es lo contrario.

Que el tema le incomoda como pocos es obvio. Y que le enfrenta a las paradojas de la vida, también; entre el discurso y la realidad, parece mediar un abismo. No se recuerda reproche público al suegro en su momento ni, tampoco, rechazo expreso previo a la ínclita aprobación en el BOE del sindicato de prostitutas. "Un gol por la escuadra", va diciendo la ministra Valero mientras Sánchez, cabreado como una mona no sin razón, intenta deshacer el entuerto y deseando que el pasado del padre de su esposa, ajeno por completo a él, no se convierta de nuevo en rabiosa actualidad.