La condena a Hermann Tertsch y las paradojas de Pablo Iglesias
Los trinos del día, a veces melódicos y a veces rebuznos, abarcan todas las modalidades: unos irritan, otros indignan y otros divierten. Juntos, resumen la actualidad de una forma peculiar.
La Audiencia Provincial de Zamora ha ratificado la sentencia previa que condena al periodista Hermann Tertsch por intromisión en el honor de la familia de Pablo Iglesias, el mismo que en reiteradas ocasiones ha vejado públicamente a políticos como Rajoy -en sede parlamentaria incluso- y a periodistas como Luis del Val -entre tantos otros- o ha calificado de "libertad de expresión" toda salvajada escrita o hablada de ilustres "mártires" como los raperos Valtonyc o Pablo Hásel o el actor Willy Toledo.
La paradoja entre lo que Iglesias considera insultante para los demás y para él no justifica cualquier exceso en su contra, obviamente, pero retrata al personaje y su escasa de valores, su piel finísima en todo combate que no consista en que él agreda y otro cobre y la llamativa doble vara de medir judicial en función de quiénes sean los protagonistas de cada historia.
El propio Tertsch lo pone de relieve al confrontar su condena con una absolución de un cargo público de IU que hizo algo similar a lo que el periodista hizo al recordar, basándose en un artículo previamente publicado y no rectificado, que el abuelo de Iglesias perteneció a una de esas milicias que llenó España de dolor en la cruel dialéctica guerracivilista:
Nada de eso le valió la infantería tuitera de Podemos para lanzarse en masa contra el columnista de ABC, al que ya incluyeron años ha en una lista negra de analistas políticos de los que había que sacar como fuera algo para hundirles en la miseria, tal y como el propio Iglesias, Ramón Espinar y tantos otros confesaron en indiscretos tuits en serie. El resumen de todos ellos lo puso el fundador e inspirador intelectual de la formación morada, Juan Carlos Monedero:
El epílogo, con una larga discusión en redes sociales entre quienes defienden a Tertsch y quienes se ponen del lado de Iglesias, en esas dos españas tuiteras que resumen virtualmente el mundo real, lo pone un ciudadano anónimo que confronta las contradicciones podemitas entre lo que hacen y lo que dicen y entre lo que exigen a los demás y se disculpan a sí mismos:
Considerar víctimas de honor a las personas que más han arramblado contra el de sus rivales de todo tipo y más han convertido la coacción, el epíteto, la agresividad verbal y las malas formas en una herramienta de trabajo, tiene su miga: es como poner un sobresaliente al alumno vago, de eternos novillos, para que no se enfade.