Urge poner fin a 40 años de socialismo cacique y corrupto en Andalucía
Susana Díaz es la heredera política del mayor caso de corrupción de España y mantiene sumida a Andalucía en un atraso inexplicable. Por higiene democrática, PP y Cs han de desalojarla.
Los andaluces tendrán ocasión de elegir presidente en apenas unas semanas, con uno de los juicios de los ERES probablemente culminado y justo antes de que se conozca una sentencia que promete ser histórica por la gravedad del escándalo, el número de posible condenados y la jerarquía de dos de ellos: nada menos que dos expresidentes de la Junta que, además, fueron a la vez presidentes nacionales del PSOE.
El saqueo de los ERES simboliza una forma de entender Andalucía que la ha sumido en un retraso inexplicable por su potencial
No es casual que Susana Díaz adelante los comicios para intentar salvarse de ese maremoto, como tampoco lo es que Ciudadanos rompa con ella ante la cercanía de las urnas y no para provocar que los andaluces puedan acudir a ellas: separarse del PSOE al que apoyó a la investidura y ha permitido gobernar cuando la legislatura ya estaba terminada y todo el mundo conocía la inminente cita electoral es un gesto de cara a la galería tan lógico como inane.
En ese sentido, Cs va a tener que dar muchas explicaciones, no tanto por permitir gobernar al PSOE -no había otra alternativa con la aritmética parlamentaria en la mano- como por dejarle hacerlo en unas condiciones inmerecidas, nada transparentes y alejadas de la exigencia que los de Rivera sí le pusieron a Rajoy en el Congreso hasta el punto de generar el contexto aprovechado por Sánchez.
Tras 40 años de socialismo andaluz, Moreno y Marín han de hacer lo posible por abrir otra etapa por higiene democrática
Con todos esos datos, unidos a la caciquil longevidad del PSOE en una de las comunidades más atrasadas de Europa en términos de renta, empleo o progreso escolar y más punteras en corrupción; la necesidad de relevo en el Palacio de San Telmo es acuciante: Susana Díaz es la culminación política del régimen de nepotismo clientelar que está hoy en el banquillo, y la responsable de que una tierra de grande recursos y oportunidades sufra un retraso endémico.
Tras cuarenta años de socialismo andaluz, el PP y Ciudadanos con Juanma Moreno y Juan Marín al frente; han de hacer todo lo que esté en su mano por lograr un relevo que, más allá de cuestiones ideológicas, es de elemental higiene democrática: tendrán que superar un posible acuerdo entre socialistas y Podemos similar al que llevó a Sánchez al Congreso, por mucho enfrentamiento que haya ahora entre sus líderes autonómicos, y eso no será fácil.
Nueva etapa urgente
Pero han de intentarlo, y el primer paso debería ser anunciar que, si está en su mano, jamás permitirán la continuidad de Díaz y su PSOE: para quitarle el miedo al cambio que con seguridad sienten cientos de miles de andaluces, los primeros que no deben sentirlo es quienes aspiran a protagonizar una nueva etapa tan deseable como necesaria para abrir las ventanas a la transparencia y al avance.