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¿De qué se ríe Pedro Sanchez?

¿De qué se ríe Pedro Sanchez?

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Cuando un candidato electo toma posesión de un cargo público, debe jurar o prometer por su conciencia y honor cumplir fielmente sus obligaciones con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado.

Se trata de una condición de obligado cumplimiento, sin la cual no se podría tomar posesión del cargo. Sin embargo, en el colmo del cinismo y la desvergüenza, los líderes socialistas son capaces de justificar que se pida un frente común contra lo que ellos llaman ultraderecha inconstitucional, mientras defienden que sus peculiares socios de gobierno (Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV y Bildu) sí aceptan la Constitución.

Tiene gracia que lo hagan cuando, hasta en los ayuntamientos más pequeños, estos supuestos constitucionalistas prometen sus cargos por ‘imperativo legal’, dejando claro por tanto, que si prometen ser leales al Rey, o guardar la Constitución, es solo porque no les queda más remedio.

Tampoco parece importarles la actitud salvaje y violenta de sus socios, ni los insultos o las amenazas que profieren contra quienes simplemente ejercen su derecho, unos a presentarse a unas elecciones (cumpliendo todos los requisitos que exige la ley), y otros a acudir a las urnas para depositar libremente su voto.

Ni aun recibiendo un sonoro abucheo es capaz de ensombrecer el gesto. Es difícil entender de qué se ríe Sánchez

Decía el Lenin español, Largo Caballero, en uno de sus incendiarios discursos: “Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, olvidaremos por completo las formas de la democracia burguesa e iremos decididamente a la problemática conquista revolucionaria del poder”.

Pues eso es exactamente lo que están haciendo Pablo Iglesias y sus acólitos en toda España (y los partidos separatistas en Cataluña) con la connivencia del Partido Socialista y ante la mirada atónita de millones de españoles. Porque mientras estos energúmenos siembran el odio sin pudor, y llaman a la violencia sin más argumento que la calumnia y la difamación, los líderes socialistas alimentan esa violencia como si tuviera alguna justificación, como si no fuera tan grave, porque no es a los suyos a quienes alcanza.

Pero si hay algo aún más indignante que la justificación de la violencia, es ver como el presidente del Gobierno de España calla ante el grave ataque a la democracia que se está produciendo; que no asuma que es él, y solamente él, el responsable de todo lo que está sucediendo; que todavía tenga la desfachatez de acudir, sonriente y sin el menor atisbo de preocupación, al Congreso de los Diputados a participar en los actos de homenaje a la Constitución (la misma que sus socios no respetan); y que ni aun recibiendo un sonoro abucheo sea capaz de ensombrecer el gesto. Sinceramente, con la que está cayendo, difícil entender de qué se ríe Pedro Sánchez.

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