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EDITORIAL

España paga la factura de Sánchez para llegar a Moncloa con Torra

España paga la factura de Sánchez para llegar a Moncloa con Torra

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Nada de lo que sigue ocurriendo en Cataluña, con sus instituciones echadas al monte e incitando a la insurrección, era imprevisible: los independentistas se comportan como independentistas, y lo llevan haciendo de manera pública y publicitada desde hace años.

Lo único que ha cambiado, en los últimos meses, es la actitud del Gobierno, que para justificar la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa con su apoyo, ha pretendido presentarles de otra manera, como si su designación para la presidencia hubiera obrado una especie de milagro y, de repente, Puigdemont, Torra, Junqueras o la CUP apostaran por el diálogo, la concordia y la renuncia a sus fines.

No es Sánchez la persona para atender ahora las consecuencias de sus propios hechos: hace falta una legitimidad que sólo confieren las urnas

El blanqueamiento del soberanismo emprendido por el Ejecutivo ha sido, en realidad, un blanqueamiento del propio Sánchez, que necesita vender esa especie para justificar su inaceptable acceso a La Moncloa con el respaldo de los partidos a los que, en realidad, el PSOE debería de haber ayudado a aislar y sin embargo utilizó para lograr lo que le habían negado las urnas.

Que el independentismo se comporte con su aplastante lógica perversa no es una novedad, pues, y siendo preocupante lo es mucho menos si los poderes del Estado ejercen su papel sin ambages. Lejos de eso, Sánchez le ha otorgado una inusitada influencia al necesitarles para todo, desde su propia investidura, y además les ha legitimado al considerarles interlocutores válidos.

Concesiones constantes

Pero además ha hecho enormes concesiones que, sin la menor duda, ha incrementado la sensación de impunidad de un bloque soberanista que, en realidad, vive una guerra entre sus distintas facciones para lograr la supremacía en ese ámbito.

Desde el traslado de los presos a Lledoners hasta las presiones para erradicar la acusación de rebelión, todo lo que ha hecho Sánchez ha ido en la dirección de auxilar a quienes, unos días antes de la moción de censura, comparaba con Le Pen y advertía con un 155 más contundente.

El Gobierno ha blanqueado al soberanismo para blanquearse a sí mismo por llegar a La Moncloa gracias a él

En ese contexto, todo puede pasar y será responsabilidad del Gobierno socialista, que en el viaje de lograr en los despachos lo que no obtuvo en el campo electoral ha incentivado un desafío que, por distintos medios, mantiene sus fines.

No es Sánchez la persona para atender ahora las consecuencias de sus propios hechos, y por mucho que este presidente sea capaz de defender lo uno y lo contrario con idéntica falta de respeto a la ciudadanía, hace falta una legitimidad que sólo confieren las urnas. Las Elecciones Generales siempre han sido necesarias; ahora son además urgentes e imprescindibles.