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EDITORIAL

Candidato Pepu: Sánchez se acuerda de los militantes solo cuando le conviene

Candidato Pepu: Sánchez se acuerda de los militantes solo cuando le conviene

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Pepu Hernández, célebre y exitoso entrenador de baloncesto sin experiencia conocida en política, será muy probablemente el candidato del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, en una decisión personal de Pedro Sánchez que prácticamente hace imposible la competición interna: las Primaras que se celebrarán, si Manuel de la Rocha decide presentarse a ellas finalmente, parecen más un trámite formal que un enfrentamiento real en igualdad de oportunidades.

Sánchez, en fin, ha designado a su aspirante, y todo lo demás es mera parafernalia para maquillar la evidencia de que el PSOE funciona sin contar con las bases ni con sus órganos directivos, sometidos todos a la decisión personalista de su secretario general.

Desprecio al militante

Si siempre es pernicioso sortear los mecanismos de democracia interna en los partidos políticos, en el caso del PSOE de Sánchez es especialmente escandaloso: él llegó a la secretaría general apelando a ellos, enfrentándoles a una dirección estigmatizada bajo la falacia de que quería investir a Rajoy cuando en realidad simplemente intentaba evitar un pacto con los independentistas que al final llegó para auparle a una presidencia negada en las urnas.

Sánchez llegó a la secretaría general del PSOE manipulando a los mismos afiliados a los que ahora desprecia con su cesarismo

Para Sánchez la militancia, menguante en el PSOE y más sentimentalmente manipulable, es una herramienta de quita y pon en función de sus necesidades personales, algo que mantiene en la presidencia con casi todo: le sirvió para acceder a la secretaría general, pero ya no la necesita para dirigir el PSOE con un espíritu cesarista que tiene en la elección de Pepe Hernández un ejemplo más.

Sánchez desdibuja al PSOE

Lejos de vivir los afiliados del PSOE el mejor momento con alguien que les prometió la mayor participación para lograr su voto; la selección de un candidato ajeno al partido -por evidentes que sean sus virtudes profesionales y personales- supone un desprecio al trabajo que hacen en sus agrupaciones, al imponerles sin más a alguien externo del gusto propagandístico de su secretario general, ya agotado con la composición inicial de un Consejo de Ministros repleto de astronautas, jueces o presentadores de televisión.

La descapitalización política, humana e intelectual de un gran partido como el PSOE ya es clamorosa por la política de pactos de Sánchez, indigna de la historia de los socialistas; y cubre con la indiferencia hacia los afiliados una nueva etapa. Antes de Sánchez nada valía, viene a decir, pero con él, todo vale si cree que le beneficia. Lamentable.