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EDITORIAL

La irresponsable estrategia de Sánchez de resucitar la Guerra Civil

La irresponsable estrategia de Sánchez de resucitar la Guerra Civil

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Desde su llegada a La Moncloa, y a falta de una gestión con una mínima enjundia, Pedro Sánchez se ha dedicado a estimular un lamentable debate sobre la Guerra Civil, sus antecedentes y sus consecuencias, con la exhumación de Franco como gran hito.

La visita sectaria a las tumbas de Manuel Azaña y Antonio Machado, sin invitar a ningún representante de las instituciones españolas y del resto de partidos, es el corolario de una estrategia estrictamente electoral que pretende apelar a los sentimientos a falta de razones y alimenta, sin embargo, un desafío bien real.

Porque el discurso vintage de Sánchez coincide con el pulso del independentismo, que tanto pasó factura a la propia República, y con el intento de cerco a la Monarquía que encabeza Podemos y suscribe el soberanismo por razones distintas pero medios coincidentes.

Eso no es reconciliación

Que en ese contexto el líder del PSOE haya convertido una revisión manipuladora del pasado como emblema de su mensaje de futuro es, simplemente, impresentable. La reconciliación total en España necesita, sin duda, la restitución de todas las víctimas, la salida de Franco de un mausoleo en su honor y la desaparición total de la división fraticida en bandos.

Homenajear a Azaña y servirse a la vez del independentismo y del populismo para gobernar es incompatible

Peor eso último es justo lo contrario de lo que pretende Sánchez, dispuesto a reabrirlo todo si con ello logra una movilización del votante más sentimental. Arrogarse a Azaña o a Machado o volver a hablar de la Guerra Civil de manera cotidiana no sólo es un bochorno histórico, sino también una irresponsabilidad política plagada de cinismo.

Porque homenajear a Azaña y servirse a la vez del independentismo y del populismo para gobernar es incompatible, y si alguien repudió ambos movimientos, con toda su saña, fue precisamente el presidente de la República muerto en el triste exilio.

Debió estar con el Rey

A Sánchez todo le sirve si le vale para sus fines, como demuestra el sometimiento constante del calendario político nacional a sus caprichos e intereses. Algunos tan bochornosos como el protagonizado este fin de semana de homenajes a la República y abandono al Rey, tan jefe de Estado como Azaña, en su visita a Barcelona, boicoteada una vez más por las fuerzas nacionalistas.

Ahí, junto al representante de la democracia recuperada en 1978 tras cuarenta largos años de Dictadura, debería haber estado este presidente. Y no poniendo flores interesadas en tumbas que simbolizan el pasado y solo han de ser recuperadas en el presente con espíritu de conciliación. El que no tiene el deplorable líder del PSOE actual.