Sánchez y su esposa deben una explicación a todos los españoles
La ley impone a Sánchez acabar con el ocultismo y las trampas utilizadas para no dar cuenta de los gastos de su esposa, indiciarios de cómo utiliza la Presidencia los recursos públicos.
Una profunda y larga investigación de ESdiario va a permitir conocer uno de los secretos mejor guardados -y más espurios- del matrimonio de Pedro Sánchez y Begoña Gómez: el coste total del viaje de la mujer del presidente a Estados Unidos y Canadá, incluida en la comitiva oficial, con "agenda propia" y sin ningún aviso previo de su presencia.
Antes de que La Moncloa entregue la documentación a este periódico, por imposición legal del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG), el líder socialista ya ha quedado retratado de una manera terrible como el político que, tras llegar al poder por la puerta de atrás con una artera moción de censura, intentó maquillar ese asalto apelando a la imperiosa necesidad de aplicar regeneración y transparencia a la vida pública.
En realidad, ha hecho todo lo contrario en general desde hace meses, y en particular en lo relativo a sus ostentosos viajes y la utilización de recursos públicos a su antojo, incluyendo en esa deriva a su propia esposa. Primero la empotró en la comitiva oficial sin hacerlo público y después, cuando le preguntamos por los detalles de todo ello, aplicó tramposamente una ley firmada por Franco para tratar de convertir el caso en un inexistente "secreto de Estado".
Del Falcon a los helicópteros
Hizo con Gómez, desplazada con él a una asamblea de Naciones Unidas nada más fichar por una empresa privada para buscar recursos económicos en un centro de cooperación, lo mismo que se ha aplicado a sí mismo para no dar cuentas del abusivo uso del Falcon y de helicópteros en viajes privados, fiestas y eventos familiares.
Nunca tiene un pase un presidente que miente y oculta; menos aún cuando quien ejerce esa función se sirvió de la denuncia de esos males como único trampolín
Y respondió de una manera muy similar a la utilizada con su tesis: tensando la ley para o bien esconder información necesariamente pública o bien para mentir y protegerse, caso del inexistente informe oficial que La Moncloa difundió desmontando de manera imaginaria el plagio de su trabajo doctoral.
Ocultar y mentir
Ahora el CTBG, con una resolución demoledora que da la razón a ESdiario, le ha obligado a dar cuenta de uno de los episodios que jalonan su trayectoria en el Gobierno, pero políticamente está obligado ya a hacerlo con todos los demás.
Porque si nunca tiene un pase un presidente que miente y oculta, mucho menos aún cuando quien ejerce esa función se sirvió de la denuncia de esos males como único trampolín para justificar el desalojo de quien le ganó en las urnas dos veces en seis meses. No todo vale, presidente.