El burdo intento de Sánchez de servirse de las mujeres mientras dice defenderlas
Con una lógica estrictamente aritmética -más del 50% de la población española es femenina-, el líder del PSOE ha vuelto a servirse de su posición institucional para difundir, por los canales oficiales, un vídeo de autobombo a cuento del 8 de Marzo, una efeméride en defensa de la igualdad de la mujer que la izquierda, de un tiempo para acá, intenta monopolizar y utilizar contra sus rivales.
Nada denigra más una causa, para empezar, que tratar de expulsar de ella a nadie, como en el caso que nos ocupa se intenta de dos maneras. De un lado, esparciendo la absurda idea de que los hombres no forman parte de esa lucha o son culpables de la necesidad de librarla. De otro, intentando apartar de ese consenso a los partidos liberales y conservadores, haciendo una caricatura de todos ellos simplemente inaceptable.
Es una burda manipulación que hace incómoda para muchos una causa innegociable que nadie negocia y que responde a un camino de justicia y capacidad imparable en el que las mujeres de generaciones precedentes han sido bastante más decisivas que las del presente.
Pero de igual modo que los protagonistas de la Transición, aquellos que vivieron y padecieron de verdad la Guerra Civil y la Dictadura, son enmendados por una suerte de antifranquistas sobrevenidos que se arrogan más autoridad que sus mayores para transformar la reconciliación en crispación; las grandes responsables de este progreso son orilladas por una especie de dirigentes frentistas y paternalistas que se arrogan la representación de un género plural como la sociedad misma.
Nada denigra más a una causa que echar de ella a la mitad de la población por razones de sexo o de ideología
Que Sánchez intente sembrar la idea de que las mujeres están amenazadas por PP, Ciudadanos o incluso Vox es, además de una bellaquería, un flaco favor a las propias mujeres, amén de un burdo ejercicio de manipulación que aspira a cavar trincheras donde solo debe haber puentes.
Aprovecharse de ellas
La igualdad, en general, es un camino sin fin, que ha de cuidarse y supervisarse a diario, sin creer nunca que se ha alcanzado una meta necesariamente en movimiento. Que una causa tan noble y transversal pretenda vampirizarse por un puñado de votos, deja bien claro que la única motivación de Sánchez, del feminismo institucionalizado y de Podemos es obtener rédito electoral. Aprovecharse de las mujeres, en definitiva, como tantas veces a lo largo de la historia.