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Terol, el gran derrotado en el PP de Madrid: ni alcaldía ni a Sol

Convertido el PP madrileño en una jaula de grillos que a duras penas lo disimula, entre los caídos figura uno de los nombres que más se había hecho sonar a sí mismo para casi todo.

Terol cariacontecido, junto a Suárez Illana

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En el PP de Madrid no se las tienen todas consigo y, por mucho que intenten disimular, los últimos años han sido un caos: desde la detención de Ignacio González hasta la dimisión de Cristina Cifuentes, no ha habido noticia buena interna ni externa que celebrar o colocar. La salida de Ángel Garrido hacia Europa provoca la segunda dimisión en un año y la tercera "investidura" de la legislatura, en favor de un Pedro Rollán que bien podría haber sido aupado desde el primer momento.

Porque es, de todos los que pelean por galones en el partido, el único que puede presumir con razón de haber sido el alcalde más votado de España en grandes ciudades -la suya, Torrejón de Ardoz- con el añadido de ser en un municipio tradicionalmente adscrito al llamado "cinturón rojo" de Madrid. ¿Y se acuerdan de él solo para los minutos de la basura?

Entre tanto tumulto, quedan escondidas historias que sin embargo tiene su peso y pueden tener sus consecuencias. Por ejemplo la del gran derrotado en todo este traumático proceso, que no es otro que el todavía alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González Terol.

Ni logró en su día ser el candidato, aunque lo intentó hasta que vio que la elegida era Isabel Díaz Ayuso; ni conservó su fortín municipal, del que también va a ser desalojado. Será diputado en el Congreso, en la lista de Pablo Casado... como ya lo era en la de Mariano Rajoy. Cero ganancias, pues, y dos sopapos en contra, para un balance final negativo.

Quien se estuvo currando los municipios madrileños para hacerse fuerte en la era posterior a Cifuentes, fue relegado por una mujer de su quinta, tan pablista como él, tan poco o mucho conocida como él... pero con mucho más predicamento en los medios, mejor discurso y un encanto personal incuestionable: todo ello hizo más ostentosa la derrota.

Y para que no quede duda, su relevo como candidato a la alcaldía de Boadilla del Monte confirma que ni tenía tanta ascendencia con Casado como él mismo proyectaba ni mandaba tanto en los municipios como su cargo orgánico sugería.

El plan de Terol es presidir el PP madrileño, pero muchos dirigentes y militantes se han cansado y quieren opinar

Si no, no se entiende que quien se vanagloriaba de quitar y poner candidatos, algunos ciertamente infumables por sus problemas judiciales o su inexperiencia o su falta de popularidad, no haya sido capaz de conservar su propio feudo.

Del que se valía para, por cierto, hacer fuerza ante Cifuentes en su momento, cuando era percibido como un aguirrista de pura cepa, un cartel del que luego renegó para estar a bien con los nuevos tiempos de Sol, tan abruptamente zanjados por el dichoso máster. Ese veletismo interno, tan habitual en los partidos, por cierto.

Pero como Terol es de ésos que se siente elegido para la gloria, le cuentan a este Topo que tras el disgustazo por su doble exclusión, ya tiene plan B, y que quizá éste fuera en realidad el Plan A desde el primer momento: convertirse en el próximo presidente del PP de la Comunidad de Madrid.

Sin imposiciones

Algo que no parece sencillo si Díaz Ayuso alcanza la Puerta del Sol y coge definitivamente todos los galones, pero que estará más que abierto si hay cambio de Gobierno autonómico o si en Génova optan por la bicefalia en cualquier escenario. A eso juega el caído Terol, pero no lo tendrá fácil.

Aunque hasta ahora muchos dirigentes y alcaldes populares se han comportado con una exquisita discreción, están hasta el moño de problemas e imposiciones y darán la batalla por recuperar el partido en un Congreso regional que, antes o después, devolverá el partido a sus militantes.

Y ya sin Pío García Escudero o Juan Carlos Vera para hacer o deshacer a su antojo, no parece probable que ni el mismísimo Pablo Casado tenga prisa ni necesidad alguna en imponer a nadie: consciente de que el principal valor es él mismo, ¿para qué va a promocionar a un Terol cualquiera, pudiendo dejar que emerjan otros nombres con menos ego pero quizá más recorrido? Incierto se presenta el reinado de Witiza, si acaso queda reino, aunque haya tanto Favila que venda pieles de oso antes de cazarlo.

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