Sánchez tiene la obligación de participar en debates electorales
El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, no ha confirmado su participación en ninguno de los debates electorales ya anunciados por distintas cadenas de radio y televisión, ni en el formato de cara a cara (como hicieron desde los años 90 los dos aspirantes con mayor predicamento) ni en ningún otro que incluya, además, a partidos que deben tener esa oportunidad, incluyendo a Vox al lado de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos.
Se volvería así a visualizar el lamentable antagonismo entre lo que el líder socialista predica cuando está en la oposición (sea en el Parlamento o en su propio partido), y lo que hace cuando alcanza su objetivo, sea la presidencia del Gobierno o la secretaría general del PSOE.
Las contradicciones
Lo hizo para llegar a La Moncloa apelando a una "mayoría parlamentaria" que luego pisoteó gobernando por decreto ley, tras prometer que el Congreso sería el epicentro de la política española para camuflar su acceso al poder por la puerta de atrás.
Los candidatos a presidentes deberían participar en debates obligados y regulados por ley: es un derecho del ciudadano
Lo hizo también en el PSOE, tensando a los militantes con la burda especie de que sólo él representaba la oposición a Rajoy, presentando a compañeros como Javier Fernández o Susana Díaz como aliados de la investidura del PP y comprometiéndose, tras ganar las Primarias, a consultarlo todo con los afiliados: las listas de Andalucía, con candidatos puestos a dedo por Ferraz, demuestran dónde quedó ese anuncio.
Por ley
Y lo quiere volver a hacer, finalmente, incompareciendo en debates consustanciales a la campaña electoral que, en realidad, son un derecho no reconocido pero existente de los ciudadanos. No hay ninguna razón, salvo el interés personal una vez más, que explique el previsible plantón de Sánchez aun debate con Casado, a otro con Rivera o Abascal y a otro más con todos.
Que algo tan relevante quede al arbitrio caprichoso del candidato de turno, sea del partido que sea, demuestra la necesidad de regularlo por ley para que sea una obligación y no una opción. Mientras, si Sánchez culmina su ausencia finalmente, ha de quedar claro que es un bochorno que ojalá tenga el castigo electoral que merece.