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EDITORIAL

Un "No" a Sánchez es un "Sí" a España

Un "No" a Sánchez es un "Sí" a España

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Ni siquiera las primeras Elecciones Generales de la democracia tuvieron tanta relevancia como las que España celebrará el 28 de abril: entonces el sistema, en tránsito de la Dictadura, no estaba en juego, y lo que se decidía era quién o quiénes lo pilotaban.

Ahora, sin embargo, lo sustantivo de la estructura constitucional está en entredicho, de manera directa -y por razones complementarias- por el independentismo y el populismo y, al depender de todos ellos, por el PSOE de Pedro Sánchez.

No es ni mucho menos exagerado asegurar que la idea de España contemporánea, sustentada en los mejores valores democráticos que nunca cinceló la humanidad, está más en entredicho que nunca. Y que bajo supuestos deseos reformistas se parapeta, en realidad, un desguace del edificio institucional que cobija el desarrollo de los valores de libertad e igualdad integrados en una Nación moderna.

Todo pasa por Cataluña

Con ser muy relevantes los debates, propuestas y dilemas económicos, sociales o demográficos, (especialmente en un país envejecido, con poca industria y dificultades para competir en un espacio global), la campaña debe de estar marcada por las recetas exactas, sin ambages, con precisiones y compromisos que cada formación ponga sobre la mesa sobre el conflicto en Cataluña.

Difuminadas las fronteras ideológicas clásicas, hay que votar, más que nunca, en términos patrióticos

Venimos de un largo periodo en el que las necesidades del país han quedado sometidas a los intereses de Pedro Sánchez, protagonista de hasta tres convocatorias electorales en el cuatrienio de reconfiguración de Europa y de enorme crisis económica que debieron concentrar todas las energías; con un precedente que no debe llevar a engaño: asegurar que va a gobernar con independentistas y Podemos no es un infundio ni una sospecha, sino una certeza destapada ya con su abrupta moción de censura.

Por eso la pregunta que el ciudadano debe hacerse es, pese a la complejidad del momento, bien sencilla. ¿Quiere que España esté dirigida por un presidente intervenido de nuevo por quienes menos creen en España? Si la respuesta es negativa, ni Sánchez ni el PSOE pueden ser su opción.

Un No a Sánchez

Porque resulta evidente, por mucha propaganda blanqueadora del currículum de Sánchez, que el líder socialista estará dispuesto a pactar con las fuerzas a las que debería aislar, a un precio inasumible para España pero siempre razonable para él.

Difuminadas las fronteras ideológicas clásicas, hay que votar, más que nunca, en términos patrióticos: ser español, en un sentido histórico pero también constitucional y europeo, es esta vez más importante que sentirse progresista, liberal o conservador. Y nadie debe engañarse. Lo que está en juego es eso, y luego no caben lamentos.

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