La encuesta de ESdiario, una foto de la España actual cansada de Elecciones
La foto electoral de España consagra a Sánchez, pero sin excesos; resucita al PP y consolida a Cs: Vox se transforma en un complemento y Podemos se hunde con Iglesias.
ESdiario publica la primera encuesta solvente tras el largo ciclo electoral, iniciado casi sin tregua en 2015 y culminado el pasado 26M, que permite vislumbrar cómo se ha asentado en la sociedad española una tendencia medio estable tras los tumultuosos años y las fracturas oscilantes en los dos grandes bloques ideológicos.
Así, el PSOE mantiene su tendencia creciente, en parte por la inexistencia de un rival en la izquierda tras el estrepitoso hundimiento de Podemos, que no tiene aspecto de haber parado y le acerca, cada vez más, al estatus menor que en su día tuvo Izquierda Unida: sin fuerza para decidir casi nada y condenada a comparsa más o menos ruidosa de los socialistas.
El PP empieza a remontar, con la mayor subida en diputados de todos los partidos, en buena medida por la caída de Vox, cuya fulgurante irrupción no tuvo la fuerza para compensar la caída de los populares y, aunque no sea responsabilidad suya, sí ayudó a que la victoria del PSOE pareciera más rotunda de lo que fue: instalado ahora en unas magnitudes menores, su papel puede ser importante en el futuro y perfectamente complementario al de cualquiera.
Convocar unas nuevas Elecciones por la incapacidad de Sánchez para lograr la investidura en los términos que él quiere, reservados para partidos con mayoría absoluta, sería una temeridad
¿Nuevas Elecciones?
Cs crece también, estabilizándose claramente como opción sólida de centroderecha, pero sin alcanzar el sorpasso al PP: de todos los partidos en liza, por su condición liberal y pese al contexto actual, es el partido que sin duda tiene un margen de maniobra mayor, con lo que ello comporta de riesgos y de beneficios a la vez.
Con este panorama, convocar unas nuevas Elecciones Generales por la incapacidad de Sánchez para lograr la investidura en los términos que él quiere, reservados para partidos con mayoría absoluta, sería una temeridad y pondría a juego la ya agotada paciencia de los ciudadanos. Poco cambiaría, probablemente, aunque empiece a clarificarse de nuevo el papel de cada actor.