Ciudadanos acierta al resistir las coacciones para investir gratis a Sánchez
Ciudadanos ha renovado y ampliado su Ejecutiva a raíz de las dimisiones de los pocos pero ruidos dirigentes a los que, al parecer, les parece escandaloso que Albert Rivera cumpla el compromiso preelectoral que selló -y con él toda su candidatura- de no ayudar en la investidura de Pedro Sánchez.
Presentar las incorporaciones de Marcos de Quinto y tantos otros como un acto de nepotismo del líder naranja es la enésima manipulación que sufre la formación desde quienes, a toda costa y a cualquier precio, preconizan la presidencia del líder socialista: Rivera no ha echado a nadie, se han ido voluntariamente tras verse en minoría en los órganos de dirección de su partido, y es de lo más razonable que incorpore a su vera a quienes comparten estrategia y discurso.
¿Cheque en blanco?
Lo extravagante no es lo que hace Cs en el Congreso, sino que le exija, con una presión lamentable, que regalen un cheque en blanco a un presidente indigno de su confianza. Porque es el PSOE quien veta a Ciudadanos y no a la inversa, al negarse a establecer una negociación seria que incluya la posibilidad de una coalición y, desde luego, la elaboración de un programa de síntesis.
Es el PSOE quien veta a Cs al negarse a abrir una negociación seria y exigir un cheque en blanco y sin preguntas
Eso es precisamente lo que hizo Sánchez en 2015, cuando tras perder sonoramente las Elecciones Generales ante Rajoy propuso un acuerdo con luz, taquígrafos y propuestas concretas a Rivera, que le secundó en la primera de sus cuatro sesiones de investidura fallidas entre ese año y el presente.
Si alguien no se merece un apoyo gratuito es Sánchez, que intenta cargar de responsabilidades a Cs e incluso al PP mientras, a la vez, oferta a Podemos puestos y programas o aborda la presidencia de Navarra gracias a los votos de Bildu.
Una falacia más sobre Cs
Solo la hegemónica presencia del sanchismo en televisión, especialmente, explica que las sangrantes paradojas y actitudes del aspirante socialista puedan ser contempladas con un mínimo de seriedad y no, directamente, con las manos en la cabeza.
Acierta pues Rivera al resistir las coacciones, escandalosas por mucho que las firme el Financial Times. Y fallan con estrépito los dirigentes naranjas dimisionarios, que en lugar de preguntarse por qué Sánchez se niega a pactar pero exige apoyo, contribuyen a extender la falacia de que el veto procede de Ciudadanos.