La crisis de la listeria como excusa para dañar a Juanma Moreno
Todos los años se registran cerca de 300 casos de infección por listeria en España ligados a distintos alimentos, aunque solo ahora, con la crisis en Andalucía, somos conscientes de esa inquietante cifra. Que viene a confirmar la necesidad de extremar los controles en el consumo y la industria alimentaria, así como a conocer mejor, en el ámbito doméstico, los protocolos de higiene y tratamiento de muchos productos.
El caso andaluz tiene una especificidad, la procedencia de un único foco y la certeza, casi absoluta, de que el problema procede de un inaceptable error en una empresa fabricante y comercializadora de un producto tan célebre en el Sur como la carne mechada, aliada con la incompetencia en los controles, que corresponden por ley al Ayuntamiento de Sevilla.
Provocar pánico
Pero siendo esto cierto, no lo es menos que los parámetros habituales de la listeriosis se mueven en estadísticas similares y que, siendo gravísima cualquier muerte, las dos registradas en este episodio corresponde a personas con un cuadro médico previo ya muy delicado de por sí.
Extener el pánico a la listeria, que ya está presente cada año, obedece al objetivo político de dañar a la Junta andaluza
El melodramatismo veraniego de los medios de comunicación, que les lleva a magnificar casos como el de la carabela portuguesa o la avispa velutina, también parece impulsar un tratamiento demagógico de un riesgo que, con la estadística en la mano, es matizado: para entender qué ha pasado, atender a los damnificados y adoptar las medidas oportunas; no debería ser necesario estimular una histeria nacional ni hacer un espectáculo diario de este asunto.
¿Y el Ayuntamiento?
Pero hay una razón más, cada vez más obvia: intentar utilizar este caso contra el Gobierno de PP y Ciudadanos en Andalucía, culpándoles de algo que debiera concitar consensos en lugar de estimular perversas campañas.
Los socialistas andaluces abrieron el fuego contra la Junta, que sin duda deberá dar explicaciones convincentes de todo lo ocurrido en compañía del Consistorio hispalense, para intentar usar el drama de algunas personas con fines políticos.
Si al final se demuestra que también falló el Ayuntamiento de Sevilla, regido por el PSOE y responsable del fallo iniciático en los análisis del producto, muchos tendrán que guardarse sus críticas y disculparse. Pero una vez más se habrá demostrado ya que, cuando no gobiernan los buenos, todo vale para derribar a los malos.