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EDITORIAL

La presión de la investidura es para Pedro Sánchez y para nadie más

El líder del PSOE se esconde del Parlamento, no dialoga con nadie y pretende echarle la culpa a todo el mundo de algo que es responsabilidad exclusiva suya: lograr la presidencia.

La presión de la investidura es para Pedro Sánchez y para nadie más

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El curso político se reanuda con la incertidumbre, ya casi sistémica en España desde 2015, de si arrancará la actividad de las Cámaras, se logrará la investidura de un presidente y se podrá conformar un Gobierno operativo: si ni lo elemental está claro, y no lo está nunca desde las Generales de la Navidad de 2015, resulta casi imposible confiar en que lo importante esté atendido.

Esa certeza, en sí misma, es escandalosa. Y achacable a Sánchez, de manera particularísima, más que a nadie: ha sido él quien obligó a repetir Elecciones en 2016, quien trató por todos los medios de bloquear al ganador de los comicios, quien impulsó una moción de censura en la peor compañía, quién convocó a los españoles a las urnas con adelanto y quien ahora, tras vencer, es incapaz de culminar tan personalista itinerario poniendo en marcha la legislatura.

La comparecencia de Carmen Calvo en el Congreso para explicar, sin éxito, la política migratoria del Gobierno, confirmó sobre todo que Sánchez ignora de toda esa secuencia previa y busca la rendición de sus rivales, cuyo único papel a su juicio es respaldarle gratis o, en su defecto, la repetición electoral.

El máximo responsable

Que el relato del bloqueo quiera cargarle la situación a todos menos a su primer responsable no esconde la evidencia, política e institucional, de que corresponde al candidato tejer las alianzas y acuerdos necesarios para completar su insuficiencia parlamentaria propia.

Sánchez se comporta como un César sin ejército suficiente, pero desde 2015 esa estrategia frívola le ha salido bien

Tanto apelar a la pluralidad, al consenso y al parlamentarismo como antídoto contra el supuesto rodillo de la derecha y, a la hora de la verdad, Sánchez se comporta como un César sin el ejército suficiente.

Propaganda preelectoral

Fue él quien apeló al Congreso como alternativa a la mayoría absoluta, apelando a su fragmentación como un síntoma de enriquecedora pluralidad; pero es él ahora quien más intenta limitar la acción del resto de partidos a una mera muleta sordomuda cuya única misión es investirle a él.

En los próximos días veremos cómo se carga la presión, de manera alternativa, sobre Podemos y Ciudadanos, bien para lograr la presidencia de manera gratuita, bien para preparar el terreno a la propaganda preelectoral típica de la antesala de otras Elecciones.

En ambos casos la frivolidad es la misma, pero eso a Sánchez no le importa y una parte de la razón le asiste, al menos en términos electorales: todas sus estratagemas, incluidas las internas en el PSOE, han tenido por corolario un beneficio personal. Y pensará, con razón, que esta vez también.