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EDITORIAL

La inmensa deuda con Rafa Nadal, el español que promociona a España en el mundo

La inmensa deuda con Rafa Nadal, el español que promociona a España en el mundo

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Algún día España se tendrá que preguntar qué puede hacer para agradecerle a determinadas figuras, caso de Rafa Nadal, la inmensa aportación que en todos los sentidos vienen haciendo a la promoción internacional del país y la inculcación, con su magnífico ejemplo, de unos valores necesarios a tantos niños y jóvenes que se miran en su espejo.

En el caso del tenista de Manacor, a su legendaria carrera deportiva, que le coloca al borde de ser el mejor de toda la historia en su modalidad, se le añade un compromiso personal con su comunidad, con la ciudadanía en general y con su país en particular que resulta conmovedor e impagable: nada de lo que hace Nadal fuera de la pista es obligatorio; pero todo lo que hace tiene el mismo valor que en ella.

Su defensa tranquila de su españolidad, su contribución discreta a distintas causas humanitarias y su sensata manera de referirse a no pocos problemas que afectan a su país y a sus paisanos le han hecho una referencia global que, además, proyecta una imagen de España encomiable y muy comercial: hace más él por la marca nacional que el ingente presupuesto público que se dedica a esa misión, generalmente con poco éxito y demasiado torpeza.

Con Nadal a la cabeza, por su impecable actitud y sus inmensas contribuciones,  al conjunto de estos triunfadores hay que darles las gracias desde España

Por eso Nadal no le resulta simpático ni cómodo al nacionalismo catalán, con sus tentáculos en las Baleares o Valencia, pero por eso también merece un especial afecto y reconocimiento. El mismo que Gasol, Fernando Alonso o Carolina Martín; o que Banderas, Bardem, Julio Iglesias o Alejandro Sanz, por citar solo a algunos.

Más allá de las discutibles opiniones políticas que alguno de ellos ha mostrado, innecesariamente ofensivas para una parte de la población como en el caso de Almodóvar, a todos ellos hay que agradecerles la estupenda imagen que dan de España como un país pujante, moderno, digno de conocer y acogedor para vivir e invertir.

Con Nadal a la cabeza, por su impecable actitud y sus inmensas contribuciones, al conjunto de estos triunfadores hay que darles las gracias. Y desde aquí lo hacemos.